Hizo un trato con voluntarios de Calentando Corazones: dejaba la clefa y se internaba en un hogar para menores a cambio de  ingresar a una escuela de fútbol. Le consiguieron una beca y está entrenando hace un mes. Otros chicos esperan una oportunidad

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22 de julio de 2018, 4:12 AM
22 de julio de 2018, 4:12 AM

‘Toñi’ corre en la cancha junto a otros adolescentes apasionados que van detrás de su sueño disfrazado de pelota. Viéndolo mezclado entre otros chicos, nadie sospecha que hace un mes, ‘Toñi’ estaba viviendo frente al cambódromo, debajo de un puente en el canal de drenaje del cuarto anillo. Allí, en lugar de entrenar todos los días como lo hace ahora, consumía clefa y estaba empezando a experimentar otras sustancias. 
Se sienta detrás del arco y por primera vez, a sus 14 años, se pone unas chuteras de fútbol. “Es como andar con tacos...”, dice. Se siente raro al caminar, empieza a trotar y a patear el balón al ángulo, al palo, la mayoría dentro, un par afuera. Le llevará un tiempo acostumbrarse, pues hace un mes jugaba con los niños de la calle con unas chinelas gastadas. 

Ahora, está tratando de desmarcarse de la calle, ‘driblear’ para dejar atrás la clefa y emprender un ‘pique’ para hacer un gol que demuestre a la sociedad y sus autoridades que sí, sí es posible transformar la realidad de esos niños que malviven en las vías, tendiéndoles la mano y dándoles alternativas y oportunidades. 

‘Toñi’ es reservado para hablar de su vida, pero se suelta al conversar de fútbol; dice que admira a Cristiano Ronaldo, que vio la final y algunos partidos del Mundial. “Soy mediocampista”, agrega y asegura haber marcado 45 goles en el mes que lleva entrenando.

Gladys Echenique, directora de la Fundación Calentando Corazones que trabaja en el abordaje de personas en situación de calle, comenta que ‘Toñi’ salió de su casa a los ocho años debido a la violencia que ejercían sobre él su padre y su madrastra. Nunca lo buscaron. Desde esa edad ha estado alternando su deambular por las calles con temporadas de estancia en hogares de menores de edad, a los cuales acudía por un par de meses y luego se salía.

La ilusión de una oportunidad 
En las jornadas que los voluntarios de Calentando Corazones acuden a la rotonda del cuarto anillo de la avenida Beni para compartir con el ‘clan’ de alrededor de 30 niños (el número sigue creciendo), entre sus actividades están los partidos de fútbol. 

Allí, Marcelo Hurtado, uno de los voluntarios, observó la habilidad de ‘Toñi’ pese a que jugaba con chinelas. Al finalizar la actividad, el muchacho le comentó que su sueño era ser futbolista y llegaron a un trato: si dejaba la clefa y buscaba rehabilitarse en un hogar de menores, le buscarían una oportunidad en un equipo. ‘Toñi’, decidió aceptar el reto y los voluntarios consiguieron un benefactor, este le consiguió una prueba que el muchacho pasó y ahora es parte de un equipo. 

Lo demás fue una cadena de gente que sumó su apoyo desprendidamente para obsequiarle chuteras, ropa deportiva, darle apoyo sicológico, alimentación y transportarlo al entrenamiento.

Los inicios de ‘Toñi’
Luego de probar sus chuteras en el césped para ‘ablandarlas’, ‘Toñi’ comenta que antes de vivir en las calles, cuando tenía siete años había un entrenador de fútbol en su barrio que impulsaba a los niños a jugar a la pelota. “Se llamaba Romer Javier, él me enseñó porque yo no sabía jugar, pateaba la pelota con la punta del pie”, recuerda. 

Aquel entrenador incluso lo eligió para jugar un campeonato de futsal en el coliseo John Píctor. “Nos llevaba en su camioneta para jugar en esa cancha con techo y piso de madera”, agrega. Fue así como la semilla del gusto por la pelota quedó sembrada en ‘Toñi’, pero tuvo que seguir germinando en las calles y en los hogares de menores hasta hace un mes. 

“Se juega como se vive”
F.E., uno de los directores técnicos de ‘Toñi’, señala que este se integró fácilmente al grupo de 50 jugadores y a la disciplina de las prácticas. Se hizo amigo de otros chicos y es uno más entre ellos, comenta el entrenador, quien describe el juego de ‘Toñi’ como “explosivo, rápido y de buen remate, siempre buscando el gol... va fuerte a la marca y no tiene ningún temor cuando lo marcan adversarios que son mucho más grandes”. Como dice Xabier Azkargorta, “se juega como se vive”.

Así es como ‘Toñi’ saltó del canal de drenaje a las canchas, para integrarse a una familia de entrenadores, compañeros y voluntarios, y esto, más allá de que llegue o no a dedicarse al fútbol, puede ser la salvación una de las más de 30 vidas de niños que aún faltan por rescatar. 

Rehabilitación con respaldo científico 
Alfredo Negrete / sicólogo, director terapéutico en REDES - Personal

El tratamiento para estos menores conlleva un tiempo de acercamiento que debe hacerse con una metodología científica, así como todo el procedimiento que se realice  para un tratamiento de rehabilitación debe tener un respaldo científico. 

En el acercamiento se debe despertar a los menores a sus áreas de interés para motivarlos e  inducirlos a un tratamiento. La motivación que tengan por una actividad debe ser canalizada para que empiecen su rehabilitación. 

Obviamente la calle no es el lugar para iniciar puesto que, si bien los menores vienen de familias expulsoras, se precisa que tengan sus derechos atendidos.  Luego se debe hacer una evaluación bio-sicosocial, para determinar las áreas de afección pues están expuestos a la clefa y también a la marihuana e inclusive a la pasta base de cocaína, lo que nos da una señal de alarma. 

En la evaluación hay que determinar si es un consumidor dependiente o problemático y si se precisa desintoxicación. 

Luego de la desintoxicación se lo puede derivar un centro de menores donde se aborden sus traumas y se observe su potencial. Finalmente deben ser reinsertados a la familia y a la sociedad retomando los estudios y es fundamental que se les haga un seguimiento.