Los comerciantes aseguran que es su forma de vida para llevar el alimento a sus hogares, mientras que los funcionarios municipales insisten en que hay que ajustarse a la norma. La gente también se da modos para comprar al paso

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15 de julio de 2018, 4:00 AM
15 de julio de 2018, 4:00 AM

Con bolsones y atadijos sobre las espaldas los comerciantes ambulantes circulan por las calles internas del mercado La Ramada y, tras el paso de los guardias municipales que vigilan el lugar, extienden sus productos en el suelo para vender. Pero también  los compradores se detienen a seleccionar lo que van a llevar.

El patrullaje es permanente por las calles, como la Amboró, Muchirí y Sutó, explicó el funcionario Humberto Durán, que ayer estuvo con una escuadra de gendarmes en esta zona. “Le hablamos con educación para que no haya inconvenientes, porque la política es concienciar y notificar de forma pacífica. Ellos tienen que entender que las calles no son lugares para vender; no nos vamos a cansar, esa es la lucha constante que enfrentamos, porque hay que recuperar los espacios públicos”, indicó Durán.

Esto se observó  un día después del enfrentamiento que se suscitó en este centro de abastecimiento, cuando las autoridades hicieron operativos para despejar el espacio público y procedió al decomiso de mercaderías.

Los gremiales, el viernes, para evitar que les decomisen sus mercaderías, se resistieron con piedras y palos.
Luego de ese enfrentamiento, la presidenta del Concejo Municipal, Angélica Sosa, acompañada de concejales y de algunos funcionarios del ejecutivo municipal, se trasladó hasta el Comando de la Policía Departamental para pedir que la fuerza pública ayude a la comuna a restablecer el orden. 

Sosa resaltó que se acudió a la Policía para hacer una acción conjunta para conseguir que el ordenamiento de mercados sea una realidad. 
Indicó que a través del plan de ordenamiento de los mercados fueron trasladados 28.000 comerciantes a los diferentes centros de abastecimiento modelos, por lo que no están dispuestos a permitir que un grupo minoritario, de no más de 800 comerciantes, insista en asentarse en las calles y aceras en La Ramada, Los Pozos y el Plan Tres Mil.  

Por su lado, el comandante de la Policía Alfonso Siles dijo que se pondrá por encima el diálogo, por eso se va a convocar al dirigente que lidera
la ocupación de las calles y que apoyarán ante todo el cumplimiento de las normas.

No están dispuestos a salir

Carmen Apaza (28) asegura que comenzó a ayudar a su madre en la venta de zapatos cuando tenía ocho años, pero luego heredó ese lugar en la calle Terebinto, de donde la sacaron. Dice que ella no estuvo interesada en  trasladarse al nuevo mercado La Ramada, pero necesita trabajar para mantener a sus cuatro hijos, por eso ambula en las calles. “Tengo un crédito que pagar y si no vendo tampoco tengo para darle de comer a mis hijos”, argumenta. 

Asimismo, Yola Janco tuvo que dejar de ofrecer ollas para vender  zapatos, porque le resulta más fácil llevar su carga, porque al igual que la mayoría lleva su mercadería en bolsones, bolsas y atadijos, que a la primera oportunidad se asientan en la calle. Ella consiguió un puesto en el nuevo mercado, pero asegura que se lo revirtieron porque no se quedó a dormir todas las noches como le exigían los dirigentes.

Lo cierto es que los comerciantes ambulantes no están dispuestos a salir fácilmente de La Ramada, y muchos de ellos aseguran que hasta los que tienen puestos en el nuevo mercado llegan a ambular en este lugar. 

Este problema también sucede en los otros mercados como Los Pozos y el Plan Tres Mil, donde en un recorrido realizado ayer se pudo observar a los vendedores ocupando las aceras y en algunos casos parte de la calle, pero también es cierto que la gente se da modos para seleccionar y comprar la mercadería en esas condiciones.