El alcalde de La Paz trabaja actualmente en consolidar un proyecto político nacional. Asegura que buscarán una propuesta innovadora para el país. Descarta la unidad de la oposición en torno a las figuras de Carlos Mesa y Doria Medina

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18 de marzo de 2018, 4:00 AM
18 de marzo de 2018, 4:00 AM

A dos años para que concluya su gestión en la Alcaldía de La Paz, usted enfrenta un proceso revocatorio de mandato, ¿cuál es su posición sobre este caso? 

Creo que este intento de desestabilización promovido por el Gobierno provocará que salgamos fortalecidos, primero porque La Paz no puede admitir que el proyecto, las obras y el progreso se detengan por razones estrictamente políticas y sin argumentos valederos con relación a la gestión municipal.

Me parece un error político del Gobierno del MAS porque después de todas las dificultades que ha enfrentado a fines de año con el fallo del Tribunal Constitucional (que posibilita la reelección indefinida), con el problema del Código Penal (que fue abolido después de más de un mes y medio de protestas), en lugar de bajar las aguas y buscar espacios de consenso, de diálogo, está impulsando estos referéndums revocatorios para generar más conflictos. Esto es un error porque, al final de cuentas, saldremos muy fortalecidos y el Gobierno debilitado en este intento por confrontar con los gobiernos municipales sin ningún tipo de razón.

¿Por qué culpa al Gobierno si las peticiones de revocatorio surgieron de la Federación de Juntas Vecinales y de una organización ciudadana? 
En realidad, son las mismas personas que responden al Gobierno y lo han dicho públicamente. Los que promovieron esta iniciativa estuvieron en el palco durante las movilizaciones organizadas por el Gobierno el 21 de febrero, entonces son personas muy, muy vinculadas a altos niveles de Gobierno. No son dirigentes vecinales, son actores políticos que se atribuyen una dirigencia social que no tienen ni existe.

En los últimos años usted enfrentó problemas con los choferes y con los gremiales, que son dos sectores fuertes. ¿Influyeron estos conflictos en los pedidos de revocatorios en su contra?

A veces los intereses políticos se mezclan con las demandas de distintos sectores. En el caso de los choferes, estamos avanzando, hemos abierto mesas de diálogo para abordar los diferentes problemas de fondo que enfrenta este sector, como por ejemplo la necesidad de renovar el parque automotor de los buses y microbuses que prestan el servicio en la ciudad de La Paz.

Estamos debatiendo la posibilidad de que el Gobierno Municipal agilice un fideicomiso para garantizar la renovación; estamos en debates para avanzar en la búsqueda de soluciones a un problema que es muy complicado porque hemos vivido 40 años sin ningún tipo de regulación por parte del Estado en el área de transporte público, desandar ese camino no  se resuelve de la noche a la mañana, pero tampoco se hará en otros 40 años.

¿Se ha fijado un plazo para resolver el problema? 
Sí, lo que resta de nuestra gestión (dos años), sabiendo que hay varias tareas y pasos por avanzar en ese transcurso de tiempo.

Y con los gremiales, ¿hay negociaciones? 
Ese ha sido una movilización más claramente política; en La Paz tenemos tres tipos de federaciones de gremiales y esta es la más pequeña y responde efectivamente política y partidariamente al MAS. Se han opuesto a un proceso de carnetización que implica la modernización de los sistemas de control del comercio en las vías públicas; actualmente ese tema está en consulta en el Tribunal Constitucional, con un recurso presentado por los comerciantes y habrá que aguardar la decisión que asuma la justicia, que no puede ser otra que darnos la razón, de lo contrario el Tribunal Constitucional se convertirá en autoridad municipal para definir las políticas públicas en una ciudad. Es importante decir que este tipo de conflictos no afectan al conjunto de la sociedad ni siembran dudas sobre el Gobierno Municipal porque son hechos puntuales y con grupos específicos, por lo tanto no genera ningún tipo de desgastes para las autoridades municipales.

 ¿Estas peticiones de revocatorio y las protestas de los sectores afectan su gestión o su popularidad, desde el punto de vista político? 
La verdad, no creo. Los problemas en las ciudades, no solo hablo de las ciudades capitales sino también de las intermedias, son bastante parecidos. Los alcaldes tienen que lidiar con el comercio, con el transporte, tienen que ordenar el crecimiento citadino y esos son problemas comunes y demanda de la gente. Siento que en el conjunto del país, los ciudadanos están viendo los esfuerzos que hacemos los alcaldes para ordenar las cosas. La gente valora el ordenamiento, porque todos queremos vivir en ciudades ordenadas. Creo que más bien nos fortalece porque permite mostrar lo que hacemos, no solo en estos dos aspectos, sino también cómo hemos avanzado en el sistema de salud, con la recolección de basura. Esto es una vitrina de los problemas y también de los aciertos, y la gente aprecia lo bueno.

Usted cumplirá su segundo mandato dentro de dos años y se ha mostrado en contra de la reelección indefinida, ¿cuáles son sus planes políticos? 
Estamos construyendo un partido político de alcance nacional. En estos momentos andamos en el proceso de recolección de firmas para convertir a Sol.Bo en un partido nacional. En un recorrido hecho por el país, hemos constatado que la gente está descontenta y decepcionada con el Gobierno, pero tampoco quiere volver al pasado. Eso significa que el ciudadano está esperando una alternativa nueva, renovada y diferente que ofrezca una propuesta innovadora al país, post un Gobierno del MAS y de Evo.

Por eso estamos en esta tarea de recolección de firmas en el país y obtener nuestra personería jurídica como partido político y, después de eso junto, ojalá que con los colectivos ciudadanos y grupos emergentes podamos construir una alternativa victoriosa de cara a las próximas elecciones presidenciales. El lugar que ocupemos cada uno de nosotros lo veremos en el camino, eso no lo podemos predeterminar, pero lo importante es ofrecer al país un proyecto renovado de acción política, con posibilidades reales de ganarle al MAS, sea quien sea su candidato del partido oficialista porque aun cuando su abanderado sea o no Evo Morales, no está cantado que la oposición gane una elección mientras no ofrezca un proyecto. Tenemos que construir un plan de acción que genere confianza, esperanza y conexión con las nuevas energías ciudadanas que están surgiendo en el país.



¿Se considera una nueva alternativa en el país? 

Sí, claro, y con mucha gente que está en lo mismo de tratar de pensar y ver las cosas de una manera distinta. Tenemos que recoger nuevas ideas, propuestas renovadas e innovadoras para ponerlas al servicio de la gente, eso significa una alternativa victoriosa. Acá no estamos hablando de edad ni de trayectoria política, sino de qué tiene uno en la mente.


¿Qué tiene en la mente Luis Revilla, que está en política desde hace 28 años? 

Convocar, sumar y aglutinar las nuevas visiones y las nuevas energías de los jóvenes y de toda la gente que está emergiendo en el país. No podemos enfrentar al MAS con las viejas ideas de los anteriores gobiernos ni de las anteriores propuestas políticas; tenemos que hacer todo diferente y eso implica presentar un partido político distinto, no de los tradicionales que tienen las peculiares prácticas perversas que tienen los partidos; desde eso hasta ofrecer al país una visión renovada de la administración pública, no solo para enfrentar la corrupción sino para el uso correcto de los recursos del Estado, de no ser hipócritas con las ideologías, como por ejemplo definirse como político de izquierda y asumir acciones típicas de la derecha, sino abocarse a lo que realmente interesa a la gente con relación a sus problemas concretos y puntuales.

Si en todos estos años nos hubiéramos preocupado realmente por la salud, Bolivia tendría el mejor sistema porque somos una población muy pequeña y resolver los problemas del sector no es complicado ni difícil, pero el asunto está en que la salud no ha sido la prioridad política de las autoridades. Se trata de pensar la política y la gestión pública de una forma distinta a la que nos han mostrado los partidos políticos tradicionales y el MAS, que han antepuesto sus intereses por sobre los intereses verdaderos de la gente. 



¿Cómo traduciría usted su teoría en plan de Gobierno? 

Puedo mencionar, rápidamente, cuatro lineamientos. Primero, la defensa y la soberanía respecto a nuestros recursos naturales, eso es algo que no se puede modificar y que todos tenemos que mantener, aunque eso significa que nuestras empresas estatales funcionen de una manera más eficiente, empezando por Yacimientos (Petrolíferos Fiscales Bolivianos). Significa también tener conexión entre las prioridades del Estado y las prioridades de la gente para resolver los problemas concretos. El tercer punto está referido a la creación de institucionalidad. El MAS tenía buenas oportunidades, por su mayoría parlamentaria y la alta votación del presidente, para generar institucionalidad, que significa ponerse de acuerdo con el que no piensa como tú para que cuando no gobiernes esa política pública buena, positiva, se mantenga. Se puede construir institucionalidad con relación a la economía y se puede construir institucionalidad con relación al funcionamiento del Estado y del aparato público para que esté a beneficio de la gente. Finalmente, impulsar políticas de desarrollo en armonía con la madre naturaleza; esa es otra cosa que se tiene que hacer. No se necesita sacrificar la naturaleza para impulsar el desarrollo, eso es cuestión de imaginación y de priorizar el uso de los recursos para que el progreso no esté en contra de la biodiversidad que tenemos en el país.



El vicepresidente Álvaro García Linera mencionó que en el país hay cerca de tres millones de nuevos miembros de la clase media que no se sienten representados por el Gobierno ni por la oposición; también admitió que están perdiendo la batalla en las redes sociales.
 
En su criterio, ¿cómo se capta a esa gente? 

No creo que sea un problema de redes sociales, es un tema mucho más complicado. Uno no gana las elecciones tuiteando, claro son importantes porque generan debates, discusión y ayudan a mostrar propuestas, pero no es porque estés en tu teléfono todo el día que vas a ganar una elección. La clase media se ha decepcionado del Gobierno por causa de la corrupción, por la falta de institucionalidad, por el autoritarismo y porque el presidente cambia las leyes cuando considera conveniente para él, en lugar de respetar las reglas de juego de la democracia, como el resultado del referéndum del 21 de febrero (de 2016).

La única forma de convocar a esa clase media es presentando propuestas que tengan que ver con la estabilidad del país, con la institucionalidad, con hacer inversiones correctas en lugar de despilfarrar nuestros limitados recursos en proyectos faraónicos que no tienen beneficios concretos para la gente. Sin embargo, el principal desafío de una alternativa de oposición estará en construir un proyecto para todos, no solo para la clase media, sino que represente a los indígenas del país, a los profesionales, a los estudiantes y a los obreros.



Es la propuesta que tendrá viabilidad en el futuro y es posible construirla. El MAS dice que es el representante del pueblo trabajador y de los obreros, mientras que la oposición es representante de los ricos y de la oligarquía. Eso no es cierto, la oposición, o por lo menos Sol.Bo, estamos en la tarea de construir una alternativa en la que estemos todos los bolivianos sin distinción de clases.


Los líderes de oposición hablan de unidad para enfrentar al MAS, ¿cuáles son sus condiciones para formar parte de ese frente? 

Nunca he creído en esa unidad. Si lo ponemos en blanco y negro, unidad en torno a quién, a Carlos (Mesa), pero él ha dicho que no va (como candidato en 2019), unidad en torno a Samuel (Doria Medina), pero el líder de Unidad Nacional ha venido perdiendo elecciones consecutivas; entonces, unidad en torno a qué.

No podemos hablar unidad de personas, ni es cómo piensan algunas personas que existe una reunión de líderes y se lanza una moneda para escoger cargos; es mucho más que eso: necesitamos construir una visión común de las cosas. Imagínese que la oposición se presente unida en la campaña y gane la elección, pero al día siguiente no sepa qué hacer porque no tiene propuesta, porque su único proyecto consistía en sacar a Evo del Gobierno y no presentar una alternativa diferente de país.

En ese caso, la solución puede ser peor que la enfermedad, por eso partimos de la premisa que primero hay que construir comunidad de ideas y ofrecer al país un proyecto político. Quienes confluyamos en esa visión posiblemente tengamos mejores posibilidades de ofrecer una alternativa consistente a la gente. Un proyecto político consiste en decir qué queremos hacer con el país después de Evo.

A usted se lo vincula con Rubén Costas, ¿existe afinidad política y programática con el gobernador de Santa Cruz? 
Tengo una amistad con el gobernador. Tengo un buen concepto de él y de su gestión, pero de ahí a tener comunidades ideológicas y programáticas son aspectos que se verán en el futuro. Veremos si poco a poco se pueden verificar estas comunidades que podamos encontrar o no, aunque está, por demás claro, que un proyecto político no se hace sin La Paz ni Santa Cruz. De cualquier forma, eso habrá que verlo más adelante, por ahora estamos embarcados en obtener nuestra personería jurídica y, sobre esas bases, fijar nuestras líneas estratégicas de acción políticas y programáticas sobre las cuales, eventualmente conversaremos con mucha gente, vuelvo a decir los colectivos ciudadanos y otros sectores que quieren involucrarse en política y creo que ese espacio está en Sol.Bo.