Con el apoyo de la fundación Bolivian Amphibian Initiative este proyecto puede ser una realidad y los biólogos trabajan con los pobladores de esta isla de tres kilómetros de extensión para socializar las características de estas ranas y la importancia de su protección, además de promover el ecoturismo

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13 de abril de 2019, 11:17 AM
13 de abril de 2019, 11:17 AM

Las 25 familias que viven en la Isla de la Luna en el lado boliviano del Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, quieren convertir su hogar en un santuario para conservar a las ranas gigantes endémicas de sus aguas que están en estado crítico de amenaza para su conservación.

Con el apoyo de la fundación Bolivian Amphibian Initiative este proyecto puede ser una realidad y los biólogos trabajan con los pobladores de esta isla de tres kilómetros de extensión para socializar las características de estas ranas y la importancia de su protección, además de promover el ecoturismo.

Para los 85 pobladores de la Isla de la Luna, conocida también como la Isla de Coati, a la que se llega en aproximadamente una hora en barco desde la costera Copacabana, a 153 kilómetros de La Paz, las ranas gigantes son "sagradas", por lo que quieren cooperar en su conservación ofreciendo la isla para que se vuelva un santuario.

"Nosotros queremos cuidar a las ranas, por esa razón queremos que este lugar se declare como un santuario y así sean cuidadas y no cazadas", dijo a Efe el Sullka Mallku, autoridad originaria de la isla, Porfirio Mamani.

El poblador comentó que para esa comunidad, como muchas aledañas a las orillas del lago Titicaca, las ranas son importantes porque "atraen la lluvia" que es esencial para sus cultivos de habas, papa y maíz.

Incluso cuando falta agua en el lugar los pobladores hacen un ritual con música autóctona y bailes para hacer "cantar" a unas cuantas ranas para que atraigan la lluvia a la isla, contó Mamani.

Además, la presencia de estos anfibios cerca de las orillas significa para los pobladores que hay muchos ispis, un pequeño pez, que es muy consumido en el lugar y que es parte fundamental de la economía de la comunidad.

"Por todas estas razones las ranas son sagradas para nosotros y las respetamos", por lo que "cuando se meten a las redes de los ispis las soltamos con cuidado", remarcó Mamani.

La rana gigante del lago Titicaca, "Telmatobius culeus" en su nombre científico, figura "en peligro crítico" en la lista de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) desde 2004.

Estas ranas viven únicamente en el lago Titicaca, el más alto del mundo navegable, a 3.800 metros de altitud, tienen cabeza redonda y cuerpo grande, y mayor extensión de piel porque les permite absorber más oxígeno a esa altura.

Antes llegaban a medir de 18 a 20 centímetros, pero ahora se encuentran ejemplares solo de 10 a 12. Algunos de los factores que amenazan a estas ranas son la contaminación de las aguas del Titicaca y la caza de estos anfibios para servirlos en restaurantes o en jugos afrodisíacos que se venden especialmente en Perú, explicó a Efe la bióloga Patricia Mendoza, coordinadora de esa fundación.

Justamente esta organización boliviana que trabaja en la isla desde 2011 inició el proyecto del santuario colaborando junto a los pobladores para realizar los relevamientos de poblaciones de esta rana y enseñarles a diferenciarlas para que ayuden en su conservación.

El lago Titicaca tiene una extensión de más de 8.500 kilómetros cuadrados, sirve de frontera natural entre Bolivia y Perú y es uno de los atractivos turísticos de ambos países.