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CARA A CARA

26 de septiembre de 2021, 8:56 AM
26 de septiembre de 2021, 8:56 AM

En el día de la gesta cívica de Santa Cruz, el ministro de Justicia, Iván Lima, creyó haber descubierto, como perlas cultivadas, señales de ‘separatismo’ en un par de leyes de la ALD y a las que señala como detonante de los penosos incidentes registrados en la plaza 24 de Septiembre. Fue durante la iza de banderas y que estropeó el obstinado afán gubernamental de imponer su relato del ‘golpe’. Ahora Lima parece impulsar una nueva corriente de estigmatización como bajo el rótulo de “terrorismo I y II” lo fue la patraña infame montada por el régimen de E. Morales para atemorizar a los cruceños y perseguir a sus líderes. Desde el oficialismo, no cesan los embates contra la región abierta y generosa que alimenta a casi todo un país, potencia su economía y ofrece oportunidades a cuanto boliviano recala en ella.

 Villa Fátima es epicentro de un prolongado y preocupante conflicto que atiza una violencia cada vez mayor. En esa populosa zona paceña se localiza la sede de los productores de coca de los Yungas (Adepcoca) y el motivo de la discordia tiene que ver con el control del mercado de la ‘hoja sagrada’ y que se disputan hasta tres grupos, incluso uno de señalada pertenencia a la ‘zona roja’ de cultivos ilegales. Tras delegar a dos de sus ministros para resolver el entuerto, el Gobierno empeoró las cosas tras respaldar abiertamente a uno de los discordes cuya elección fue rechazada por los otros frentes conflictuados. La papa caliente ha pasado a manos del vicepresidente David Choquehuanca. Ojalá prosperen sus gestiones para pacificar a cocaleros en pie de guerra.

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