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23 de mayo de 2018, 9:26 AM
23 de mayo de 2018, 9:26 AM

En los próximos días se inaugurarán los Juegos Suramericanos 2018 organizados por nuestro país...

Lamentablemente, como en todo lo que se dio en este llamado “proceso de cambio”, la situación es crítica desde lo deportivo y organizativo, tal vez maquillada en algo por la construcción de escenarios deportivos, que esperemos estén terminados oportunamente y cumplan funcionalmente su cometido. Faltará saber en el tiempo su calidad constructiva y durabilidad (véase “carretera más cara del mundo” Doble vía Oruro/La Paz, por citar un ejemplo).

Generalmente no era común mezclar lo deportivo con lo político, pero ante tantos techitos y obras azules no me queda otra que tratar de comparar esta marea de cemento azul contra el corazón rojo, enloquecido y espero no roto de todos nuestros deportistas nacionales que nos representarán.

A pesar de mis diferencias con el actual Gobierno, en un principio, viendo partidos de futsal de más y regalos innecesarios, coliseos otra vez azules en lugares despoblados, pensaba que el presidente Morales era un deportista de corazón, más allá de la patada aquella...

Con el tiempo esta impresión se me fue borrando, apagando… dadas las claras demostraciones de un manejo de los recursos humanos del deporte a la par que de las finanzas nacionales y los derechos humanos de los bolivianos; esperanzas que se terminaron de extinguir desde los primeros meses del año cuando se veía un abandono total a la preparación de nuestros deportistas, que si bien se debió hacer desde el año pasado, por lo menos se pudo haber concentrado y preparado unos tres meses previos siendo el Ministerio de Deportes quien tome la batuta de un proceso previo que equilibre en algo semejante inversión presupuestaria en escenarios y equipamiento, misma que se realizó, como casi todo ahora en Bolivia, con irregularidades.

Se encendió la Llama Suramericana con pompos y sonajas en medio de un escándalo de cifras exorbitantes en lo económico, pero nunca se encendió la ‘Llama de los Deportistas Nacionales’, no se les dio ni la hora.

Al típico estilo de nuestro ministro Tito Montaño, no quiero decir como comúnmente se dice en la calle que al venir del fútbol, “así nomás son, todo por plata”, porque sería un insulto a mucha gente del fútbol que de verdad tiene amor por su deporte y trabaja en las ligas barriales y menores dedicando su tiempo, esfuerzo y plata al fútbol. Lamentablemente Tito, con quien nos conocemos, mostró lo que se veía vislumbrando: cero amor al deporte. Como yo le dije, en vez de castigar a las federaciones por tal o cual falencia, debió crear departamentos legales y administrativos de apoyo para que esta gran mayoría de las federaciones nacionales regularice su situación en vez de castigarlas y marginarlas de apoyo económico.

Por qué digo esto, porque ello muestra la frialdad con la que se toma al deporte y al deportista, sin que emane del ente que rige el deporte nacional una conducta paternal que lo encauce, lo apoye, se solidarice con él, no, acá lo que se ve es frivolidad, intereses económicos, levantar el puño al lado del jefe, en vez de usar esa mano para apoyar a las federaciones y deportistas, e impulsarlos adelante.

Eso no está en el libreto del actual Gobierno, como en todo, cemento por delante, tropiezos de por medio, no importa quien caiga a la fosa (lamentable lo del periodista en Tiwanaku), pero grafica bien cómo vamos: en un Lexus, de retro, sin licencia de conducir.

Solo queda disculparse de nuestros deportistas, como sociedad les hemos fallado, porque fuimos permisivos de que todo esto pase, no hay variación, hay cientos, miles dice uno por ahí... de hormonas y neuronas reunidas en pocos y mal utilizadas en general solo para su beneficio, de museos a palacios, nada de concentraciones de entrenamiento, fomento al esfuerzo, al mérito, apoyo a la iniciativa, etc.

Ojalá nuestros representantes, por el bien de ellos, cambien su enfoque. Es duro pedirles, pero creo que ya no ganamos nada lamentándonos, porque ni haciéndolo se encontró sensibilidad, hay que enfocarse en lo suyo y dar lo mejor de sí, tal vez más para satisfacción personal que la de todo el país. Ellos lo merecen, nosotros no, nos equivocamos, ¡démosles nuestro apoyo ahora!