Problemas crónicos y hábitos. El paso de los años es la prueba de fuego para el cuerpo humano. Después de las 60 primaveras salen a relucir las consecuencias del estilo de vida que se adoptó. La longevidad en buenas condiciones es proporcional a la actividad física y a la sana alimentación

13 de octubre de 2019, 3:00 AM
13 de octubre de 2019, 3:00 AM

H

ay gente más longeva que antes, dice Felipe Melgar, geriatra y gerontólogo, y asesor Médico de Herbalife Nutrition en Bolivia. 


Sin embargo, enfatiza en que el meollo de la cuestión es “en qué estado llega a la adultez mayor”. Si en situación de independencia o dependencia física, es decir si se manejan por sí solos, o si requieren la ayuda de terceros para aspectos tan básicos como el aseo personal y el desplazamiento.

Pone de ejemplo las zonas azules del mundo, esos lugares del planeta considerados los paraísos de la longevidad, con centenarios habitantes que se mueven por su cuenta, como Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Loma Linda (EEUU), Vilcabamba (Ecuador) y Nicoya (Costa Rica), entre otros.

Según Melgar, a pesar de las diferencias en los alimentos, tienen cosas en común, “el bajo consumo de calorías y el ejercicio físico, pues continúan caminando para hacer sus actividades”, sostiene.

El especialista, formado en Brasil y con más de dos décadas de experiencia, reconoce que atender adultos mayores es complejo, “porque tienen dos, tres y hasta cuatro enfermedades al mismo tiempo, que no son agudas, sino crónicas, entonces hay que tener un conocimiento bastante amplio de diversas áreas, además hay que trabajar en equipos interdisciplinarios con otras personas que tienen otras ideas”, argumenta y agrega que la población que supera los 60 años conforma el 12% del total del país, cifra que se encuentra con un déficit de profesionales en la especialidad de geriatría. “Por eso la mayor masa de ellos es atendida por los internistas”, explica.

Calidad de vida, sobre todo

Entre las recomendaciones para esta etapa del ser humano, hay acento en una, que tiene que ver con las prescripciones médicas.

 “En el supuesto de una persona que tiene cinco enfermedades y que debería estar tomando como 20 remedios, cumpliendo las guías de cada una de las especialidades, ya sea cardiólogo, neurólogo, endocrinólogo, traumatólogo, etc., sucede que en los adultos mayores la figura cambia porque no es necesario dar todas las medicaciones. 

Cuantas más medicaciones se dan a esa edad, más interacción de medicamentos encontraremos, y más reacciones adversas. El arte de atender adultos mayores que tienen diversas enfermedades crónico-degenerativas es encontrar cómo mejorarles la calidad de vida con la menor cantidad de remedios”, dice, a tiempo de sugerir que se evite medicar solo por sintomatología y sin diagnóstico.

Para Melgar, lo ideal es la tendencia de ‘comprimir la discapacidad’, es decir que, ahora que las personas viven más que antes, “el desafío es cómo llegar a los 90 años sin discapacidad”. Él dice que para eso no hay ni pastillas ni sueros mágicos, sino estilos de vida saludable, con buena nutrición y actividad física por el resto de los años, para seguir desarrollando la musculatura.

Recurrencia de males

Por su experiencia, el geriatra dice que los problemas que más se repiten después de los 60 son la hipertensión arterial, con el 74% de adultos mayores afectados, y la diabetes, con el 30%.

“La hipertensión llega por el endurecimiento de las arterias (arterioesclerosis), que es parte del envejecimiento, y la acumulación de grasa (aterosclerosis)”, explica. Y en cuanto a la diabetes, dice que el tipo 2 es el más recurrente.

Aclara un aspecto importante para los que viven confiados al no tener antecedentes familiares. “Existe predisposición genética en el 30%, pero el 70% se da por estilos de vida. Cualquier persona que no tenga familiares diabéticos, por ejemplo, pero que tenga obesidad y sedentarismo, puede tener diabetes”, detalla.

Cuando están juntas, la hipertensión arterial y la diabetes derivan en complicaciones posteriores, que son lesiones de órganos blancos o albos, como corazón, cerebro, riñón e hígado. “Se dan las lesiones micro y macrovasculares y neurológicas, podemos tener neuropatía periférica, arteriopatía periférica, ACV o lo que conocemos como derrame”, dice.

Para Melgar, lo peor que puede hacer una persona con hipertensión y diabetes es fumar. “Si alguien quiere ser longevo no debe fumar, tiene que realizar actividad física, alcanzar un peso adecuado, controlar su hipertensión y diabetes si es que ya las padece”, recomienda el especialista.

Tags