Opinión

Segunda vuelta: histórica y necesaria

21 de octubre de 2019, 1:12 AM
21 de octubre de 2019, 1:12 AM

Los datos preliminares de la votación celebrada este 20 de octubre señalan de manera inequívoca que por primera vez en nuestra historia los bolivianos participaremos de una segunda vuelta electoral. 

A diferencia de las tres últimas elecciones (2005, 2009 y 2014) el binomio Morales–García, no superaría el 50% más uno de los votos para ser proclamados en sus cargos, y tampoco han logrado una diferencia de más de 10 puntos en esta elección frente al binomio Mesa–Pedraza que postula Comunidad Ciudadana, por lo que de acuerdo a lo previsto por nuestra norma constitucional (artículo 166.II) en el plazo de 60 días, tendría que efectuarse una segunda vuelta electoral o balotaje, entre estas dos opciones políticas. La segunda vuelta electoral es una institución con más de 200 años de vigencia en el mundo y que se encuentra regulado en más de una docena de países latinoamericanos. 

Tiene por finalidad que los resultados de una elección no se conviertan en un botín para que las estructuras partidarias negocien, como ocurrió en nuestro país en el pasado reciente. Al no existir mayoría nítida y legítima, la última decisión sobre quiénes dirigirán un país, la toman los ciudadanos. Es sin duda un avance de nuestra democracia que marcará nuestra historia electoral. 

El proceso eleccionario en curso, resultó ser el más largo, y controversial de los últimos tiempos. Sus inicios se remontan a las elecciones primarias efectuadas en el mes de enero del presente año, y que sumado a distintas decisiones del Tribunal Electoral y desajustes de las organizaciones políticas, provocaron un vendaval de críticas y susceptibilidades que terminaron sacrificando el debate como el insumo más apetecido de todo proceso electoral. 

Salvando algunos episodios o entrevistas focalizadas en hechos o milagros de actores, no se ha logrado contraponer criterios sobre temas sensibles para la población como economía, planificación, autonomías, programas sociales, relaciones internacionales, etc. 

Debido a las insuficiencias antes anotadas, el balotaje entre los candidatos que aspiran a la conducción de nuestro país en el periodo 2020–2025 se constituye en una tremenda oportunidad para fortalecer nuestra democracia, contrastar planteamientos y curar algunas cicatrices que dejaron en el electorado el referéndum del año 2016 y todo el recorrido posterior. 

La disputa se efectuará entre un proyecto hegemónico que ha sufrido un desgaste notorio como resultado de la combinación tiempo–excesos, y una fuerza política emergente que ha recibido respaldos desde distintos sectores sin prometer cambios severos en la configuración estatal. 

La recta final hacia la segun da vuelta electoral, permitirá también conocer cuál ha sido la influencia de los incendios y posteriores cabildos en la disminución del caudal electoral del Movimiento Al Socialismo sobre todo en Santa Cruz. Obligará a los partidos a clarificar sus mensajes y buscar distintos acuerdos con aquellos partidos que puedan influir sobre sus votantes por una determinada opción. 

Así ya lo anunció el candidato de Bolivia Dice No, Oscar Ortiz, quien a la luz de los resultados preliminares se ha constituido en uno de los principales derrotados de este proceso electoral por la exigua votación obtenida. Es que BDN, sacrificó el potencial de sus planteamientos por una estrategia inentendible basada en la confrontación y ataques a la candidatura de Carlos Mesa. Otra muestra de que la población tiene sed de propuestas que vayan más allá de clichés como el de manos limpias, usado en exceso y sin resultados. 

Los resultados de la votación, consolidan la sorpresa de un candidato que marcó diferencias fisonómicas como también en la forma de posesionarse en el electorado, sobre todo en las redes sociales. Chi, es la expresión de un electorado compuesto sobre todo por jóvenes que están distanciados de la política, o de segmentos conservadores que ven con ojos religiosos cambios en los roles de segmentos como la mujer o de personas con opciones de gé- nero alternativas que han ganado espacio en los últimos tiempos.

Finalmente, estas elecciones se convirtieron en el réquiem de varias siglas, algunas de las cuales pasan a la historia dejando huellas importantes en nuestro país. 

La hora previa a una segunda vuelta debe estar marcada por la serenidad y grandeza, nos honraría mucho que los futuros contendores den señales de certidumbre garantizando que más allá de los resultados que cosechen, aseguren de cara al país que respetarán los resultados del balotaje, preservarán la estabilidad social y económica del país, profundizarán el funcionamiento de las autonomías y encararán una democratización necesaria de sus organizaciones políticas, entre otras tareas que demanda el nuevo escenario político que se proyecta a partir de los resultados.

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