El presidente pidió que se levanten las medidas hasta que la OEA concluya la auditoría al proceso electoral. Esto fue rechazado por el líder cívico cruceño, primero, y luego por concentraciones en siete ciudades

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1 de noviembre de 2019, 3:00 AM
1 de noviembre de 2019, 3:00 AM

Dos muertes después, Evo Morales propuso una tregua. Poco después del mediodía, el mandatario con­vocó a los medios a la Casa Gran­de del Pueblo y pidió a los sectores movilizados por el supuesto fraude en las elecciones del 20 de octubre que esperen los resultados de la au­ditoría de la Organización de Esta­dos Americanos, que desde ayer se realiza en la ciudad de La Paz.

Dijo que le había pedido a los sectores sociales afines a su Gobierno depo­ner los bloqueos y movilizaciones y esperaba que sus opositores tam­bién hicieran un cuarto intermedio mientras se conocen los resultados del estudio.

“Puedo equivocarme, somos seres humanos, pero pensar que Evo ha montado un fraude, no en­tiendo. Como empieza la auditoría de la OEA, pido a quienes están en paro levantar y dar un cuarto inter­medio a sus movilizaciones hasta que la OEA y los delegados de tres países emitan su informe corres­pondiente”, dijo Morales.

Esto fue rechazado casi de inme­diato por Luis Fernando Camacho, presidente del Comité pro Santa Cruz, rechazó el pedido y exigió su renuncia para levantar el paro cívi­co, que hoy entra en su décimo día.

Cuando Morales se refirió a las muertes de Mario Salvatierra, un mototaxista entusiasta con el fút­bol, y de Marcelo Terrazas Seleme, abogado, unionista, experto en ar­tes marciales, Morales contó que lo habían llamado del extranjero y que no entendían cómo sectores que perdieron la elección se levan­ten y ponen en riesgo la seguridad de la población.

“Pido a las herma­nas y hermanos que no nos enfren­temos, no nos maltratemos entre bolivianos, somos familia.

Quiero pedir a algunos grupos, políticos y cívicos que no instiguen al odio y al racismo, somos todos bolivia­nas y bolivianos, somos una gran familia”, dijo en tono conciliador.

Negativa

Luis Fernando Camacho respon­dió al presidente en menos de una hora. “Si bien queremos un Gobierno democrático a través de un proceso, ahora exigimos la renuncia del presidente Morales lo antes posible. Esta medida no se va a levantar hasta que Morales renuncie”, dijo.

Pocos metros más allá, el cuerpo de Terrazas estaba siendo velado en el salón Cabildo del Comité, y Camacho responsabilizaba a Mo­rales de su muerte.

“Ahora tiene el cinismo de lamentar lo que suce­dió”, dijo, pocos minutos antes de trasladar el cuerpo del unionista al altar papal frente al Cristo. “Mora­les no solo tiene muertos, sino que los ocasionó él”, remató.

Contraataque

Esto obligó a salir a Manuel Cane­las, ministro de Comunicación, a responder a Camacho. Le recordó que a los pocos días de las eleccio­nes dio un plazo de 48 horas para convocar una segunda vuelta caso contrario reconocerían a Carlos Mesa y Gustavo Pedraza como el binomio ganador.

La autoridad de Gobierno también se refirió de ma­nera particular al presidente del Co­mité pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho.

 Canelas señaló que en principio el líder cívico pidió una segunda vuelta, posteriormente nuevas elecciones y el último pedi­do es la renuncia de Evo Morales.

“Son muy llamativos los cambios de opinión de Camacho, poco se­rios”, criticó Canelas, y aseguró que se deben a sus aspiraciones políticas y económicas, que no las consulta con los cabildos.

Morales también salió al paso. Dijo que lo llamaban para pedirle que dicte estado de sitio, descartó la medida y advirtió a los cívicos: “Cuidado, algunos dirigentes cí­vicos, cuidado que el pueblo se rebele con tanto daño que le es­tán haciendo, no solo en la parte económica sino en la parte de la confrontación”, dijo.

Los cabildos

Camacho ya había convocado a un cabildo en Santa Cruz de la Sierra y se había llamado a un Ca­bildo Nacional en La Paz cuando Canelas cuestionó que el dirigente cruceño no consultaba sus deter­minaciones con la gente.

Para la noche, hubo concentraciones en simultáneo en otras seis ciudades del país para pedir la renuncia del presidente Morales.

En el altar del Cristo, Camacho comenzó a predicar. Dijo que esta­mos en guerra, por eso la bandera cruceña lleva el escudo. Citando a un amigo, aseguró que no estaban allí para tumbar a un Gobierno, si­no para liberar al pueblo.

“No van a alcanzar los bosques para hacer cajones porque estamos dispues­tos a morir, pero no vamos a ser esclavos de nadie”, lanzó. Después se refirió al pedido de Morales de tregua por Todos Santos.

“Si ya perdimos el Litoral por estar borrachos, acaso vamos a perder la libertad por un Todos Santos”, preguntó.

A partir de ahí, hiló las tres medidas del cabildo. Recordó que Morales había pro­metido renunciar ante el primer muerto de su gestión, aseguró que es el mandatario que más tiempo lleva en el cargo y el que más muer­tos carga sobre sus espaldas.

 “No nos vamos a mover de las calles hasta que él renuncie y nos vamos a encargar de que cumpla su palabra”, dijo. Esa fue la primera condición para levantar el paro cívico.

La se­gunda fue la renuncia del Tribunal Supremo Electoral y el cambio de los vocales por “verdaderos nota­bles”, elegidos por terna, no por el Congreso, sino por el pueblo. Como último punto, fijó fecha para las nuevas elecciones, el 15 de diciembre, fecha que estaba fijada para la segunda vuelta.

Eso sí, en ella no podría participar Evo Morales como candidato.

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