Guerra fría. El Muro de Berlín dividió la ciudad en dos partes durante 28 años. Su caída también simboliza el fin de la Guerra Fría, un período de tensiones entre EEUU y la URSS

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10 de noviembre de 2019, 3:00 AM
10 de noviembre de 2019, 3:00 AM

Alicia Bress P. /Internet

El 9 de noviembre de 2019 se conmemora el 30 aniversario de la caída del Muro de Berlín, uno de los símbolos más conocidos de la Guerra Fría y de la separación de Alemania, cuando las potencias vencedoras en la Segunda Guerra Mundial se dividieron el mundo en la conferencia de Yalta en febrero de 1945.

El Muro de Berlín fue una muralla de seguridad que formó parte de la frontera interalemana desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989 que separó la zona de la ciudad berlinesa entre la República Federal de Alemania (RFA), Berlín Oeste, de la capital de la República Democrática de Alemania en esos años.

Como consecuencia de esta división, la Unión Soviética obtuvo una esfera de influencia sobre Europa del Este, en tanto que las potencias occidentales la tuvieron sobre Europa Occidental.

Alemania fue el único país que quedó dividido en estas esferas de influencia y se crearon dos nuevos países: la República Federal de Alemania, alineada con occidente y la República Democrática Alemana (RDA), conformando el bloque de países con influencia soviética.

El muro de 45 kilómetros dividía la ciudad de Berlín en dos, mientras que otros 115 kilómetros rodeaban su parte oeste aislándola de la RDA.

Es decir, el Muro constituía la frontera estatal entre la Alemania democrática y el enclave de Berlín Oeste. Fue uno de los símbolos más conocidos de la Guerra Fría y de la separación de Alemania.

La presión social y las demandas de los berlineses consiguieron derribar el muro la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989. Una vez liberados, familias y amigos pudieron volver a verse después de 28 años de separación forzosa. La caída fue el primer paso hacia la unificación de las dos alemanias, que tuvo lugar el 3 de octubre de 1990 y el 20 de junio de 1991, Berlín se convertiría oficialmente en la nueva capital de la Alemania unificada.

Una ciudad, dos mundos

La RFA y la RDA representaban dos sistemas políticos y económicos diferentes. Por un lado, estaba el modelo capitalista impulsado por los Estados Unidos, que favorecía a las empresas y la economía privada; por el otro, el sistema comunista propio de la Unión Soviética, en el que el gobierno controlaba todos los servicios y medios de producción.

Estos dos sistemas coexistían en Berlín, aunque cada uno en su zona. Los policías de ambos bandos se encargaban de vigilar la frontera y evitar cualquier contacto entre los habitantes la parte oriental (RDA) y occidental (RFA).

En cambio, en el Berlín Oriental estaba prohibida cualquier influencia extranjera (que no fuera de la Unión Soviética). 

El gobierno comunista ejercía un fuerte control sobre la población y quería evitar a toda costa que sus habitantes se fugaran al otro lado.

Consecuencias de la caída

Tras meses de protestas y reivindicaciones, las autoridades aprobaron la anexión de la RDA a la República Federal de Alemania el 3 de octubre de 1990. Al mismo tiempo, la desaparición de la RDA y el declive de las políticas comunistas condujeron al fin de la Unión Soviética. La disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) supuso también el nacimiento de 15 nuevos países que antes estaban integrados dentro de la Unión Soviética.

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