Algunos productores han salido a vender directamente a los mercados. Muchos comerciantes temen actos vandálicos, pero, a pesar de eso, se llenan de valor

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12 de noviembre de 2019, 3:00 AM
12 de noviembre de 2019, 3:00 AM

Los comerciantes venden con una mirada puesta en las puertas de los mercados y con los oídos atentos. Temen que en Santa Cruz ocurra lo que pasó en La Paz el domingo, tras la renuncia de Evo Morales. Temen que los saqueos también ocurran en Santa Cruz. Por eso venden con miedo.

“Ha sido una noche larga y dolorosa”, dice Matilde García, una vendedora del mercado de la zona de Pampa de la Isla. “La madrugada de ayer enviaban mensajes a mi teléfono diciendo que los masistas estaban atacando en Cotoca y yo temía que lleguen a la ciudad”, cuenta, mientras vendía tomates a una mujer que estaba contenta porque el kilo cuesta Bs 5 y no Bs 18 como los primeros días del paro cívico.

Vendedores y compradores están enterados de lo que ha pasado la última noche. No solo les duelen los saqueos en La Paz, sino también los destrozos en Yapacaní, el que el edificio de la Policía y las instalaciones de una radioemisora hayan sufrido destrozos y los uniformados tuvieron que replegarse hasta la localidad de Santa Fe.

Pero no todo es preocupación. Los precios de los productos de la canasta familiar levantan los ánimos a las amas de casa. Se alegran de que el kilo de pollo esté a Bs 10, aunque en alguno que otro puesto de venta cueste Bs 9.

“Esta es una buena noticia en tiempos difíciles en Bolivia”, dice, optimista, Salomé, que acudió al mercado Los Pozos para comprar productos de primera necesidad.

El queso es otro de los alimentos que ha tenido una disminución de precio en comparación a los días anteriores al paro cívico.

“Es que en muchos casos los productores salen a vender directamente a los consumidores”, dice Dioli Román, que ayer acudió al mercado La Ramada para abastecerse de productos de la canasta familiar.

En varios puntos de la ciudad, especialmente en lugares cercanos a los mercados, productores de queso, de pollo y de huevo se ubican en camionetas, sacan un letrero y ofrecen a las personas que hasta el mediodía acuden para comprar lo que con el paso de los días les va faltando.

En el mercado Abasto los vendedores y compradores no solo realizaban el acto de vender y de comprar. También conversaban sobre sus temores y esperanzas, sobre cómo le estaban haciendo para soportar el paro indefinido, que ya lleva 21 días.

“Ya hemos aguantado tanto y solo falta que la nueva autoridad asuma la Presidencia de Bolivia”, coincidían.

Una vendedora contó que vive a dos cuadras y que asistió a su puesto de venta casi todos los días para garantizar que la economía de su hogar no se vea muy perjudicada. “Mi marido es taxista y ahora no puede trabajar porque las calles están bloqueadas”, explicaba.

“No es como en días normales. Pero no me puedo quejar. La gente viene a comprar, pero como muchos lo hacen a pie o en bicicleta, compran solo lo necesario”, explicó otra vendedora del mercado mayorista Abasto.

En los mercados, las vendedoras miraban las noticias en la tele o escuchaban por la radio.

Vigilancia vecinal

Mientras tanto, las oficinas del Banco Unión, ubicadas en las calles Libertad, Cuéllar, Irala, Piraí, Cristo Redentor y Mutualista permanecen cerradas y custodiadas por grupos de vecinos de la zona. Ayer no dejaron ingresar a los funcionarios. En la agencia de la calle Libertad, a pocos pasos de la plaza 24 de Septiembre, las jóvenes de la plataforma Resistencia Femenina continúan apostadas bajo la galería y se turnan para mantener la vigilancia.

Gabriela Franco, una de las portavoces, afirmó que tuvieron que precintar la puerta de ingreso para evitar el ingreso de los funcionarios, pese a que un policía les indicó que debían abrir la entidad.

Otra de las entidades gubernamentales que sigue resguardada por los vecinos es Migración, que permanece vigilada por los vecinos.

Las oficinas del Servicio General de Identificación Personal (Segip), que se encuentran en el edificio del centro comercial Indana y en Cine Center, también permanecen custodiadas por guardias de seguridad.

Ayer, mediante comunicado oficial, el Segip denunció que la Policía precintó, desde el domingo 10, las oficinas de esta entidad en todo el país, “desconociendo los motivos y la norma legal en que se ampara”.

Aclaran que el Segip no tiene ninguna relación con el padrón electoral administrado por el Órgano Electoral, por lo que piden que el servicio vuelva a la normalidad.

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