Opinión

cara a cara

14 de noviembre de 2019, 3:00 AM
14 de noviembre de 2019, 3:00 AM

26519.png Despuntando el ‘día después’, la ciudad empezaba a desperezarse y a recobrar gradualmente su intenso ajetreo después de 21 días de permanecer inmovilizada por unas protestas sociales ya históricas en defensa del voto, la libertad y la democracia. Entonces tomé rumbo a un cementerio de la zona norte para una rutina que no me había sido posible cumplir en las últimas tres semanas: Visitar la tumba de mi padre. 

Lo hice para entregarle mis oraciones junto a las poquitas flores disponibles a la venta en las afueras del lugar. Con el pulso algo acelerado y una extraña sensación a flor de piel, le agradecí al siempre querido e inolvidable ‘Viejo’ por su permanente compañía espiritual y también por su legado inspirador; el del infatigable precursor y abanderado de las causas nobles y de las luchas que bien vale la pena librar y sostener, aun a costa de cualquier sacrificio y renunciamiento.

26523.png Me voy a permitir dedicar estas líneas a toda la plataforma multimedia del Grupo EL DEBER, incluyendo a encargados de talleres y prensistas, a distribuidores y voceadores; a secretarias y centralistas; a los servicios de seguridad y de limpieza, a los proveedores de alimentos, a choferes y ‘motistas’. En suma, a todos, sin olvidar a los vecinos en vigilia y tolerantes con nuestros obligados desplazamientos. 

Hay unas buenas razones para hacerlo. Durante estos días de incertidumbre y de tensiones permanentes, de riesgos diversos y reales, todos ellos pusieron lo mejor de si. Gracias a ellos y su compromiso, EL DEBER ratificó sus credenciales inobjetables de líder y referente en unas muy complicadas circunstancias para ofrecer, como es habitual desde hace más de medio siglo, información de calidad y confiable a sus masivas audiencias.



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