Nueve líderes de la oposición iniciaron una huelga de hambre para exigir la liberación de 139 personas detenidas por los estallidos de 2018. El régimen de Daniel Ortega teme más protestas inspiradas en Bolivia

20 de noviembre de 2019, 3:00 AM
20 de noviembre de 2019, 3:00 AM

La renuncia forzada del expresidente boliviano Evo Morales despertó temores en el gobernanate Frente Sandinista de Nicaragua, que desató una agresiva campaña con amenazas de cárcel y balazos contra sus opositores.

Seguidores del presidente nicaragüense Daniel Ortega mantenían ayer tomada la Catedral de Managua, donde irrumpieron la víspera para desalojar a opositores en huelga de hambre y agredir a los sacerdotes, mientras la policía rodea el templo para impedir el acceso.

“La Catedral sigue tomada por turbas del gobierno y el acceso es complicado porque la policía y fuerzas antimotines vigilan la entrada principal y las calles adyacentes”, dijo a la AFP Silvia Gutiérrez, de la coalición opositora Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB).

Nueve opositores iniciaron el lunes una huelga de hambre en la Catedral para exigir la liberación de unos 139 presos políticos, en solidaridad con 11 mujeres que adoptan esa forma de protesta desde la semana pasada en la iglesia San Miguel de Masaya, 30 km al sureste de la capital.

Que no se enreden

Dirigentes del partido del presidente Daniel Ortega advirtieron a opositores que “no se enreden” por lo ocurrido en Bolivia porque en Nicaragua “los revolucionarios están armados”.

Para la oposición, esos mensajes son una forma de atemorizar a la población para que no se manifieste.

“Entramos a una etapa de radicalización del régimen producto del miedo que sienten al ver lo que pasó en Bolivia”, reaccionó en Twitter el exdiputado opositor Elíseo Núñez.

La renovada presión la vive un grupo de mujeres que inició una huelga de hambre en un templo católico en la ciudad sureña de Masaya para exigir la liberación de los opositores presos.

La policía y simpatizantes sandinistas rodearon la iglesia para asediar a las huelguistas e impedir que sus allegados les lleven agua.

Nicaragua arrastra las consecuencias de la crisis política iniciada por las manifestaciones de 2018 que pusieron en jaque al gobierno de Ortega, cuyas fuerzas de seguridad reprimieron las protestas dejando 325 muertos, centenares de detenidos y 62.500 exiliados, según grupos humanitarios.

Evo Morales renuncio el 10 de noviembre luego de tres semanas de protestas a raíz de denuncias de irregularidades en los comicios del 20 de diciembre. Morales dimitió tras perder el apoyo del ejército y la policía.

Super poderes

Daniel Ortega extendió por cinco años más el mandato del jefe de las Fuerzas Armadas, Julio César Avilés, quién lleva en el cargo casi una década, entre señalamientos por los “excesos” de esa institución en la crisis sociopolítica.

La Gaceta publicó la decisión de Ortega de “nombrar en el cargo de comandante en jefe del Ejército de Nicaragua, al general del Ejército Julio César Avilés Castillo, por un período de 5 años”, quien renovará su cargo el día 21 de febrero de 2020.

La decisión de Ortega, gobernante de Nicaragua desde 2007, se ha hecho oficial tan solo nueve días después de la renuncia de Evo Morales a la Presidencia de Bolivia, tras no contar con el respaldo del Ejército, ni de la Policía.

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