Antes de partir a Chimoré, Morales lloró en el hangar presidencial de El Alto. Solo tuvo contacto con su entorno: García Linera, algunos ministros y pocos dirigentes

3 de diciembre de 2019, 3:00 AM
3 de diciembre de 2019, 3:00 AM

Evo Morales estaba en el hangar presidencial de El Alto cuando conoció el informe preliminar de la auditoría que hizo la Organización de Estados Americanos (OEA) a las elecciones del 20 de octubre. Estaba molesto y no tenía la intención de ceder. 

A mediodía del sábado 9 de noviembre convocó al diálogo a los actores políticos y recibió un revés. Ese día no salió de La Paz y se encerró en la residencia presidencial de San Jorge con su entorno. La madrugada siguiente no pudo dormir, ya que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, se negó a suspender la publicación del informe.

La entrada al 10 de noviembre Evo no tenía otra posibilidad. Pasada la medianoche sabía que Almagro no iba a dar ni un paso atrás. Y fue así. El secretario general de la OEA publicó a las 3:00 el informe preliminar que revelaba “irregularidades” en las elecciones del 20 de octubre.

El expresidente logró hablar con Almagro la tarde del sábado, pero no tuvo efecto. Luego, el diplomático ya no quiso atenderlo.

Morales estaba solo en San Jorge, según relata una fuente que trabajó con el exmandatario. No lograba dormir. Su primera comunicación con su entorno ese día fue a las 3:30, aproximadamente. Lo hizo con Álvaro García Linera, que prometió acompañarlo “hasta el final”. 

Luego, minutos después, habló con el exministro Manuel Canelas, para que convoque una conferencia. Y eso se refleja en grupos de WhatsApp del anterior Ministerio de Comunicación, que llamaron a la prensa a esa hora de la madrugada.

También se contactó con parte de la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam). Pidió que estén a su lado en la conferencia de prensa para mostrar unidad en los sectores sociales. El entonces presidente había decidido llamar a nuevas elecciones y con un Tribunal Supremo Electoral (TSE) renovado. Sabía que el informe de la OEA era fulminante. Pero dejó algo al aire. 

Tenía que asegurar y dejar claro que ni él ni García Linera serían nuevamente candidatos. Incluso, debía anunciar la nueva dupla del MAS, que por ese momento apuntaba a Andrónico Rodríguez y Adriana Salvatierra. No lo hizo. Solo habló de “nuevos actores políticos”.

Evo no vio la realidad

Las calles pintaban otra cosa. El pedido de renuncia para Evo Morales iba creciendo cada día. El expresidente subestimó el conflicto y pensó solucionarlo. La presidenta del Senado, Eva Copa, reveló que no tuvo contacto con el exmandatario y que tampoco convocó a su bancada.

“Me hubiera gustado comunicarme con ellos para saber qué estaban pasando, era importante que todos estemos informados. Nos ha caído como un balde de agua fría ver que la Policía se amotinó y que los militares pidieran la renuncia a Evo, cuando todos los lunes se reunía con ellos”, lamentó la presidenta del Senado.

Morales solo tenía contacto con García Linera y los exministros Gabriela Montaño, Juan Ramón Quintana, Diego Pary, Carlos Romero y Javier Zavaleta. Con Canelas la relación se había deteriorado después de las elecciones. Los dirigentes de los sectores sociales eran convocados a menudo. 

Ese 10 de noviembre Evo salió con ellos a la conferencia de prensa, también en el hangar presidencial de El Alto. 

Luego de convocar a nuevas elecciones con vocales renovados descendió a la Casa Grande del Pueblo, donde atendió una entrevista a la televisora venezolana Telesur.

Renuncia lista

La idea de renunciar ya estaba lista. Solo eran horas las que hacían madurar esa decisión. Evo regresó a la ciudad de El Alto y desde ahí pidió a sus ministros y ministras oficializar sus renuncias. Sin embargo, solicitó a Pary, Quintana y Zavaleta que no lo hicieran hasta que pueda salir del país. 

Quería a Pary al frente del discurso de golpe de Estado ante la comunidad internacional, a Zavaleta para que todavía esté al frente de las Fuerzas Armadas (FFAA) y a Quintana para temas logísticos.

Ese 10 de noviembre hubo lágrimas en el hangar presidencial. Evo lloró antes de partir al trópico de Cochabamba. Se abrazó con algunos dirigentes y gente que trabajó con él. Ese momento, que eran aproximadamente las 15:00, todo era tristeza en la sala de espera. 

García Linera también lloró en medio de abrazos. La decisión estaba lista.

 Morales iba a renunciar en su principal bastión político. Se iba a Chapare, donde a las 16:50 empezaba el anuncio. Evo renunciaba luego de estar 13 años y nueves meses en la Presidencia.

A Chimoré llegó en el avión presidencial: el FAB 001 de industria francesa. Fue incómodo y sorprendente para Evo Morales que algunos militares ya no lo saludaban con honores, e incluso hasta hubo una voz que buscaba impedir que el expresidente utilice la aeronave en vuelo local.

El piloto, un coronel de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), fue fiel con Morales y se disculpó con el exmandatario por la forma en que salió de El Alto. 

Evo estaba derrotado y su mensaje en Chimoré ya estaba listo. Iba a renunciar, pero sin admitir el supuesto fraude y denunciando ante la comunidad internacional un golpe de Estado.

Llegó al trópico de Cochabamba y tuvo problemas luego de aterrizar. El piloto del avión presidencial tenía órdenes para llegar al hangar militar y no al comercial, como se lo hacía normalmente. En ese lugar estaban varios uniformados y los dirigentes cocaleros, que no querían ver a su líder detenido por militares.

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