Recesión económica, endeudamiento con el FMI, alta inflación y galopante pobreza esperan al mandatario. Alberto Fernández, un moderado, que tendrá difícil relación con la presidenta Jeanine Añez y con su par brasileño Jair Bolsonaro

El Deber logo
10 de diciembre de 2019, 3:00 AM
10 de diciembre de 2019, 3:00 AM

Alberto Fernández, un peronista moderado de 60 años, asume hoy el poder en Argentina con la promesa de sacar a su país del pozo de la crisis económica y con las relaciones congeladas con el Gobierno boliviano de Jeanine Áñez y tensas con el brasileño Jair Bolsonaro.

El flamante mandatario ha prometido “poner a Argentina de nuevo en pie”, tras más de un año de recesión, alta inflación y aumento del desempleo y la pobreza, pero el peronista de centro-izquierda Alberto Fernández, se cuida de dar detalles sobre su programa.

El primer problema que deberá afrontar Fernández será la renegociación de la deuda, tanto con el Fondo Monetario Internacional (44.000 millones de dólares recibidos desde 2018) como con bonistas. En total, la deuda externa argentina asciende a más de 315.000 millones de dólares, cerca de 100% del Producto Interno Bruto.

La economía cerrará este año con una caída de 3,1%, inflación en torno a 55%, pobreza cerca de 40%, desempleo de 10,4% y una depreciación monetaria de casi 40%, todas cifras peores a las que dejó Cristina Kirchner al terminar su periodo en 2015.

Pero en sus cuatro años de gobierno, Mauricio Macri logró bajar el déficit fiscal de cerca de 5% del PIB a 0,5% y deja un monto de reservas internacionales de 43.800 millones de dólares, frente a 25.500 millones en 2015.

Fernández trae como aval su experiencia como jefe de gabinete en el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) y durante el primer año del de Cristina Kirchner (2008), quien esta vez será su vicepresidenta y encabezará el Senado.

De talante moderado y pragmático, Fernández logró en fórmula con Cristina Kirchner agrupar a la oposición peronista, que abarca todas las corrientes de derecha a izquierda, tras años de divisiones.

Sin un partido propio y luego de años alejado de la política activa, su principal reto será tomar las riendas de un gobierno de coalición, según el analista político Enrique Zuleta.

“Fernández es una persona muy experimentada. Domina los temas internacionales y los de la deuda. Está muy preparado. Es un hombre de gobierno, pero no es un hombre de Estado. Su mayor desafío será administrar esa coalición heterogénea”, opinó Zuleta.

Para encarar la crisis económica, Fernández escogió a Martín Guzmán, un colaborador del Nobel de Economía Joseph Stiglitz que considera “imperioso” reperfilar los vencimientos.

“Con el FMI ya estamos trabajando. Hemos abierto un proceso de negociación”, dijo Fernández.

Con la llegada a Buenos Aires de los primeros invitados internacionales, como el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y los preparativos de la ciudad para acoger la celebración, Argentina inicia la cuenta atrás para que Alberto Fernández sea investido como jefe de Estado.

La asunción del peronista culmina así la transición iniciada el 27 de octubre pasado, día en que Fernández y su compañera de fórmula para la Vicepresidencia, la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) ganaron las elecciones con el 48,24 % de los votos frente el 40,28 % obtenido por el actual mandatario, el conservador Mauricio Macri.

El comienzo de los actos está previsto a las 10.30 hora local (9.30 HB), cuando arrancará en el Congreso de la Nación la sesión del traspaso de mando.

Difíciles relaciones con Bolivia

Las relaciones con Bolivia, sin duda, serán las más difíciles al comienzo de la gestión de Fernández, quien acordó con el saliente presidente Mauricio Maci no invitar a Jeanine Áñez ni a Nicolás Maduro a la ceremonia de asunción de hoy.

El mandatario argentino no reconoció a Áñez como presidenta constitucional de Bolivia y aseguró que se trata de un gobierno de facto, al tiempo que manifestó su abierto respaldo al expresidente Evo Morales. Fernández aseguró que en Bolivia “hubo un jefe del Ejército que pidió la renuncia de un presidente” y “una Policía que se amotinó”, unos hechos que “en cualquier lugar del mundo se llama golpe de Estado”.

Áñez respondió que le era indiferente que no la hayan invitado y aprovechó la oportunidad para criticar al nuevo Gobierno argentino. “Cristina Kirchner (quien hoy asume la Vicepresidencia) es de la misma ideología de Evo Morales y nos han demostrado de manera sobreabundante que ellos desprecian la democracia, entonces yo no tengo ninguna afinidad con gente que no respeta la democracia, que coarta las libertades”, afirmó durante una entrevista.

Áñez reconoció, sin embargo, que ambos países tienen una nutrida relación bilateral. La venta del gas boliviano, la relación con el Mercosur, la problemática del narcotráfico y de los migrantes son parte de una agenda que los mandatarios de ambos países deberán abordar.

El internacionalista Toshiro Miki recordó que “tanto los kirchneristas como el gobierno de transición de Jeanine Áñez han intercambiado fuertes adjetivos respecto a las ideologías de cada uno. Incluso la presidente boliviana no figura entre los invitados a la posesión de los Fernandez”.

No obstante, “la presidente Áñez ha expresado su diferencia ideológica con el kirchenerismo, pero también es consiente que la política no debe intervenir en las relaciones económico-comerciales entre ambos Estados: la compra/venta de gas o el ingreso de Bolivia como miembro pleno al Mercosur”.

En los próximos meses, mientras dure el gobierno de transición, veremos como el aparato mediático, académico y socio-político argentino estarán pendientes del acontecer boliviano.

En pocas palabras, “el soft power argentino alineado con la izquierda internacional, el Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla generarán incidencia e influencia en el futuro proceso electoral boliviano”, señaló Miki.

Sin duda, “desde el otro lado de la vereda ideológica se hará lo propio. Sin embargo, para el nuevo gobierno argentino es imprescindible y necesario el triunfo de la izquierda en Bolivia para no quedar aislada geopolíticamente”.


JAIR BOLSONARO DA MARCHA ATRÁS Y ENVÍA A SU VICEPRESIDENTE

El mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, quien había anunciado que no enviaría a ningún representante a la investidura de Alberto Fernández como presidente argentino, cambió de opinión y designó para ello al vicepresidente Hamilton Mourao, informaron fuentes oficiales.

La decisión de Bolsonaro fue confirmada por fuentes de Presidencia luego de varias idas y vueltas en relación a la representación brasileña en la toma de posesión del nuevo mandatario de un país que es considerado como uno de los más estratégicos socios de Brasil.

El ultraderechista Bolsonaro, quien tiene profundas diferencias ideológicas con el peronista Fernández, ya había avisado de que no pretendía acudir a la investidura y había encargado representar a Brasil a su ministro de Ciudadanía, Osmar Terra.

Durante la campaña electoral argentina, Bolsonaro profirió duras críticas contra el ahora presidente electo y la entonces candidata a la Vicepresidencia, Cristina Fernández de Kirchner, a quienes llegó a calificar de “bandidos de izquierdas”.

Tags