El mandatario aseguró que su prioridad será combatir la pobreza. También anunció una reforma de la justicia y de la salud. El FMI saludó al nuevo gobernante argentino

11 de diciembre de 2019, 3:00 AM
11 de diciembre de 2019, 3:00 AM

Durante un extenso y emotivo discurso por su asunción presidencial, el peronista Alberto Fernández se comprometió a reducir la pobreza de Argentina y condicionó el pago de la deuda con el FMI a que haya crecimiento de la economía, al asumir el mando del país sudamericano sumido en una “catástrofe social”.

“Es imposible pagar la deuda externa si no hay crecimiento. Queremos tener una buena relación con el FMI (Fondo Monetario Internacional), pero sin crecimiento no podemos pagar”, señaló en su discurso de investidura.

A cambio de un severo ajuste fiscal, el FMI otorgó en 2018 un crédito por 57.000 millones de dólares a Argentina, de los cuales el país ha recibido hasta ahora unos 44.000 millones. La deuda total ronda los 315.000 millones de dólares, casi 100% del Producto Interno Bruto.

La titular del FMI, Kristalina Georgieva, saludó en Twitter la declaración del presidente: “Compartimos plenamente tus objetivos de perseguir políticas para reducir la pobreza y acompañar el crecimiento sustentable. El FMI permanece comprometido a asistir a tu gobierno en esta tarea”.

 Todo el protocolo

El flamante mandatario recibió la banda presidencial y el bastón de mando de parte de Mauricio Macri en el Congreso. Una escena muy diferente a la de hace cuatro años, cuando Cristina Kirchner dejó la presidencia un día antes de lo previsto y Macri fue investido por el presidente provisional del Senado.

Fernández, abogado de 60 años que fue jefe de gabinete de Néstor y de Cristina Kirchner entre 2003 y 2008, llegó al Congreso al volante de su propio auto. Kirchner, de 66 años, juró a su vez como vicepresidenta y asumió la presidencia del Senado. La expresidenta, que tiene un juicio oral en curso por presunta corrupción y varias causas abiertas, se mostró muy cercana al mandatario, durante toda la ceremonia.

Fernández, un peronista de centro-izquierda que gobernará hasta fines de 2023, alertó que el gobierno saliente del liberal Mauricio Macri “ha dejado a la nación en una situación de virtual default”.

Superar el hambre

Fernández dijo que le gustaría “ser recordado por haber sido capaces de superar la herida del hambre en Argentina”, un país en plena crisis económica, que cerrará 2019 con una inflación de alrededor de 55%, una pobreza cercana a 40% y una caída del PIB de 3,1%.

“Los únicos privilegiados serán quienes han quedado atrapados en el pozo de la pobreza (..) 15 millones sufren de inseguridad alimentaria en uno de los mayores productores de alimentos. Argentina tiene que poner fin a esta catástrofe social”, advirtió el flamante presidente, que en la ceremonia estuvo acompañado por su hijo Estanislao, de 24 años, y su novia, Fabiola Yáñez.

Pese a los llamados de unidad de Fernández, no será fácil superar la llamada “grieta” que divide a los argentinos. “Debemos superar los muros del odio y de la confrontación”, aseguró. “Debemos despojarnos del rencor que cargamos, volvamos a ganarnos la confianza del otro”, clamó el nuevo presidente.

Argentina, que en 2001 vivió su peor crisis, con el mayor default de la historia, cinco presidentes en una semana y saqueos y disturbios que dejaron una treintena de muertos, se esfuerza por evitar otro estallido, en especial cuando países cercanos como Chile, Bolivia, Ecuador o Colombia atraviesan por duras protestas ciudadanas.

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