Opinión

Él tumbó al tirano

13 de diciembre de 2019, 3:00 AM
13 de diciembre de 2019, 3:00 AM

Fueron casi catorce años de sufrimiento, de violaciones de abusos de atropellos a la razón y a las leyes, fueron 14 años donde se robó y se dejó que se robe. Fueron 14 años de escándalos de violaciones a menores, de hijos bastardos en menores y que para tapar la boca de la gente nombró ministra a la mamá de la menor. Fueron 14 años donde se persiguió sin piedad a todos aquellos que pensaban distinto, a todos los que levantamos la bandera de la autonomía y los que pensábamos libremente. Fueron 14 años de violencia sindical sin límites, de Bartolinas y Bartolinos, de Ponchos Rojos y Ponchos Verdes, de cocaleros y de ahijados narcotraficantes. En fin fueron 14 años en los que los bolivianos y especialmente casi todos (menos la cúpula de la Cainco y de la Fepscz) los cruceños fuimos hostigados, perseguidos y apuntados en más de un millón de veces como racistas y vende patrias. ¡ Que sufrimiento!

¿Acaso hoy nos hemos olvidado eso? No voy a decir su nombre a propósito, pero ese individuo, déspota e intolerante salió del gobierno huyendo como un delincuente gracias a un gran cruceño, que consiguió parar este país por 21 días y lo hizo con la Biblia en la mano y una simple carta, que en tres oportunidades fue a La Paz, y al mismo tiempo en que multitudes de masistas pedían su cabeza, en otros escenarios multitudes lo coreaban “ Camacho, Camacho” como un gran líder que había conseguido algo que los bolivianos habíamos perdido: la esperanza.

Eso nos regaló Luis Fernando Camacho Vaca, la esperanza de que Bolivia se podía desprender de manera pacífica y sin derramar ni una sola gota de sangre de la tiranía de un gobierno violento e ilegal. La esperanza de una Bolivia que se unió con un solo propósito, la Democracia. Por el bien de esa unidad él se abrazó y selló un pacto de unidad de oriente con el occidente con el jefe de los Ponchos Rojos de la provincia Omasuyos de La Paz, él se abrazó con la Resistencia Cochala, los potosino ni que se diga, en fin con todo el país. Y lo mejor de todo sin una pizca de soberbia, más bien Luifer con la Biblia en su mano habló de unidad y de mejores días para Bolivia y los bolivianos.

Y así, con eso llegó a La Paz y cumplió con la promesa que le había hecho al Cabildo Cruceño, de hacer nuevamente ingresar la Biblia al Palacio Quemado y horas después el Tirano, casi en la clandestinidad, leía su renuncia. Misión cumplida Luis Fernando Camacho. Cumpliste con tu promesa y eso nadie, pero absolutamente nadie, puede negar.

Ahora el es candidato a presidente. Esa candidatura se la ganó a punta de honor y valentía. Es lógico que la arena de la política es muy distinta a la arena cívica, ahora le toca lidiar con tiburones, calculadores y especialmente oportunistas que en este país hay a millones, de los que se tiene que tener cuidado, especialmente porque cada uno quiere llevar “agua a su molino” y porque ahora aquellos que lo adulaban y lo alzaban en hombros, hoy se han vuelto grandes politólogos que hasta critican la actitud y las acciones de este nuestro líder.

Por suerte todos ellos son conocidos y no hay duda que las circunstancias, por sí solas, los alejarán y tenemos seguridad que la sabiduría y la fe que tiene en Dios lo lleve a tomar buenas decisiones. La democracia y las libertades están garantizadas en los próximos años, gracias a Luis Fernando Camacho Vaca.



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