Santa Cruz

Apolíticos

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13 de diciembre de 2019, 3:00 AM
13 de diciembre de 2019, 3:00 AM

Sebastián Crespo Postigo

En estos días de constantes actividades preelectorales es importante analizar lo siguiente. Dentro de estos 14 años de gobierno hemos escuchado decir a muchos ciudadanos la frase “Yo soy apolítico, ni de derecha, ni de izquierda, vengo de abajo y voy por los de arriba”, lo que da a entender es la no identificación hacia un partido político sea por cualquier motivo, dicha afirmación hace eco a una fuerte crisis de representatividad partidaria de la ciudadanía hacia a los mismos, pero esta frase va más allá de eso.

“La apolítica” la entenderemos como la mínima intención o inexistencia de interés por el funcionamiento de la administración pública, de ideologías definidas y asuntos relacionados a la política en sí. Considerando dicha definición, siento una profunda preocupación por este pensamiento, teniendo en cuenta que la política es un espacio donde las decisiones que se tomen tienen total repercusión sobre el vivir de todos.

Ser apolítico es en resumen no ser nada, entendiendo que la política en el buen sentido, es algo que viene intrínseco en el ser humano, todo nuestro vivir es político, se hace política en la libertad de asociación para resolver problemas y mejorar nuestro entorno, la política en la que está basada nuestro trabajo y sus condiciones, nuestro entorno familiar, absolutamente todo, sin que quepa duda, es política y no debemos ser indiferentes a ella.

Este gran grupo de apolíticos, fueron los que 21 días estuvieron en las calles por ideales de los que capaz nunca tuvieron el interés de entender como funcionan o el por qué son así. Ideales que de alguna forma los afectaron en su diario vivir, vulnerando el Estado de Derecho, la democracia y la institucionalidad que a lo largo vulnera el deseo de vivir en paz. Milton Friedman mencionaba lo siguiente: “Los gobiernos nunca aprenden, solo la gente aprende”. Espero que hayamos aprendido la lección, son las ideas las que guían la acción del hombre, y las que determinan el fin ultimo que cada individuo persigue. Si éstas son erróneas pueden causar miseria y destrucción.

En ese sentido, ser apolítico no es ninguna virtud, lo que hoy hace falta son más individuos cuestionadores de quien nos quiere gobernar, el por qué de sus ideas. Informarnos es nuestro deber, con pensamiento crítico exigir lo que es correcto, donde el debate sano sea la base de esta nueva democracia. Ya vimos que por ser apolíticos dejamos la misma en manos de los peores hombres.

Este nuevo renacer, no debe ser indistinto ante la situación del país, tenemos una historia para contar, recuperamos la democracia, pero no se trata solo de ir a votar cada cinco años, necesitamos de compromiso con la misma, que los mejores y más capacitados sean los que salgan a batallar las ideas, por que los hombres pasan, pero las ideas persisten. Thomas Paine mencionaba esta frase con la que concluyo: “Aquellos que valoramos nuestra libertad nos vemos con la tarea de defenderla a quienes menosprecian la suya”.

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