11 de enero de 2020, 3:00 AM
11 de enero de 2020, 3:00 AM

Eran temidos, incluso por los feroces chiriguanos y se les endilgó rasgos de ladrones, sanguinarios asesinos e incluso de caníbales por su resistencia a ser colonizados. Su rebeldía fue registrada incluso por los misioneros que los qusieron catequizar.

“Fueron el mayor obstáculo a la penetración de la sociedad nacional en los llanos chaqueños del río Pilcomayo. Pero a la larga no pudieron contra el inexorable avance de una colonización implacable, y se fueron”, cuenta la antropóloga Isabelle Combès, que acaba de publicar el libro Hijos del Pilcomayo: Los últimos tobas de Bolivia, en el que relata las últimas décadas en territorio boliviano de este pueblo y de cuyos descendientes solo quedan algunos en Argentina. De esa historia poco conocida es que Brújula conversó con la autora de la investigación.

_¿Quiénes eran los tobas? ¿Tienen similitud a los personajes emplumados que son recreados en bailes de los carnavales andinos?
Los tobas son indígenas chaqueños de la familia lingüística guaykurú, que hoy viven mayormente en Argentina y unos pocos en Paraguay. En el aspecto por supuesto no tienen nada que ver con los tobas folclóricos del carnaval de Oruro y demás. Estos “tobas” de los carnavales son representaciones de lo salvaje, de la alteridad, que no representan a nadie en concreto.

_¿Por qué eligió titular el libro como ‘ Tobas: Los hijos del Pilcomayo’?
Se trata de una expresión del padre franciscano Alejandro Corrado, primer misionero de los tobas en los años 1860. Y él los llama así porque su territorio era el Pilcomayo, particularmente la ribera derecha.

_¿Qué aspectos de su cultura y su historia aborda el libro? ¿Hay datos aún poco conocidos de ellos?
La literatura antropológica sobre los tobas es inmensa, pero casi toda ella relativa a los grupos de Argentina. Sobre los tobas bolivianos no existen prácticamente estudios antropológicos aparte de los de Rafael Karsten en los años 1920. Estudios de historia, no existen. 

En todo el tiempo colonial y los inicios de la República, los tobas y otros pueblos chaqueños fueron protegidos del avance colonizador de Charcas y de Bolivia por la presencia chiriguana en la “Cordillera chiriguana” (el piedemonte andino más oriental).

De ahí que no sabemos prácticamente nada de ellos hasta las primeras exploraciones, en 1843. El libro retrata las últimas décadas de los tobas en territorio boliviano, desde 1843 (primera exploración de Manuel Rodríguez Magariños al Pilcomayo), hasta 1916 (muerte del último guerrero toba).

_¿ Qué hay de cierto con eso de que eran temidos por otros grupos por ser sanguinarios y avezados ladrones?
Los tobas fueron muy temidos por los chiriguanos, en contraste con el desprecio que demostraban los chiriguanos hacia otros grupos. Sin embargo, los que más hablaron de tobas sanguinarios, asesinos etc., no son indígenas sino los colonos criollos que se instalaron en la región a mediados del siglo XIX. Pues los tobas robaban sus caballos y ganado, mataron a varios, porque se resistían a ser colonizados.

_¿Es verdad que llegaron a tener actitudes antropofágicas o es solo un mito?
Esto es un mito. Los que sí fueron antropófagos, pero dejaron muy tempranamente esta costumbre, fueron los chiriguanos. Los tobas y demás chaqueños (wichí, etc.) no son ni nunca fueron caníbales. Los criollos también se inventaron esto, a manera de incrementar su mala fama y poder matarlos sin mayores remordimientos.

_¿Es cierto que fueron los más rebeldes a la hora de ser captados por los misioneros franciscano?
Actuaron igual que los grupos chiriguanos y los antiguos noctenes (actuales weenhayek): es decir, pidieron misión para protegerse de los avances de los colonos, y no para convertirse. Los tobas fueron inconstantes en la misión, al igual que muchos chiriguanos y los noctenes. Eran pueblos nómadas, no les gustaban parar en un pueblo fijo; y utilizaron la misión como un cómodo refugio más que otra cosa.

_¿Cómo fue su relación con los chiriguanos?, porque se sabe que, si bien eran enemigos, también llegaron en algunas épocas a luchar juntos o intercambian productos.

Sí, hubo ambas cosas. El comercio era de maíz (de los chiriguanos) en contra de pescado (de los tobas). Sabemos en la época colonial de muchas peleas y también algunas alianzas entre ellos, para enfrentarse con los españoles. En el siglo XIX cuando la colonización es más apremiante, se multiplican las alianzas entre chiriguanos y tobas, sobre todo en la guerra de 1874. Tras el fracaso de las rebeliones armadas, muchos chiriguanos huyen al Chaco y se quedan allá. De ahí la existencia de mestizos, etc., en el Pilcomayo.

¿Qué llevó a prácticamente su desaparición del territorio boliviano?
El avance de la colonización fue inexorable, aunque lento. Se multiplicaron las haciendas, se establecieron fortines a lo largo del Pilcomayo. Al igual que todos los indígenas de la región los tobas bolivianos iban regularmente a trabajar en los ingenios de azúcar del noroeste argentino, y luego este movimiento se intensificó, ya que en su propio territorio no tenían más condiciones para vivir.

_El último capítulo del libro lo titula “Cuando los tobas devinieron bolivianos” ¿Cuéntenos cómo fue ese proceso y cuáles fueron sus consecuencias?
Es pues una ironía.. porque los tobas (los indígenas en general en las tierras bajas) no fueron considerados como ciudadanos y bolivianos en el siglo XIX. Las fuentes escritas nunca los consideran como tales, sólo son “salvajes”. Y los tobas empezaron a ser llamados “toba bolivianos”… en la Argentina donde se establecieron definitivamente ya en los años 1920.

_Dentro de los estudios acerca de los tobas ¿Qué cree que es necesario investigar?
Trabajar en el norte argentino ayudaría a recuperar testimonios de los descendientes de los tobas bolivianos para esclarecer más su historia. En realidad todo depende de las fuentes que encontremos, porque trabajar sobre los tobas de Bolivia, es trabajar en historia, sobre un pueblo que ya ni vive aquí y no existe como tal.

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