Exploración. Junto con YPFB, la compañía venezolana, conformó Petroandina. Esta empresa realizó trabajos de perforación en los pozos Lliquimuni (La Paz) y Timboy X2 (Tarija), que no tuvieron resultados comerciales.

19 de enero de 2020, 3:00 AM
19 de enero de 2020, 3:00 AM

Petroandina fue el sueño de integración que pensaron, en el auge del socialismo del siglo XXI, el extinto presidente de Venezuela, Hugo Chávez y el exjefe de Estado de Bolivia, Evo Morales. Conformada en 2007, por la asociación de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), con un 40% del paquete accionario, y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que tenía el 60% restante, esta compañía tenía la misión de buscar más yacimientos de gas y petróleo en el país. Para este objetivo se le asignó 12 áreas, pero solo perforó dos pozos con resultados negativos. Aquel sueño bolivariano quedó en nada.

Expertos consultados señalaron que el fracaso se venía venir, debido a que Petroandina se creó más con fines políticos que técnicos. Además, luego de la renuncia del expresidente, Evo Morales, la presencia de la estatal en el país ha sido cuestionada.

La detención de la subgerente de la petrolera en Bolivia, María Palacios, allegada al exministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, por viajar a Argentina con $us 100.000 en su poder, sin ser declarados, ha generado un mar de dudas sobre la permanencia de la compañía en el país.

Según el actual Gobierno estos recursos eran destinados para financiar las actividades de Evo Morales, que permanece exiliado en el vecino país. Actualmente, la mujer es procesada por financiamiento al terrorismo y sedición.

Llegada y proyectos

La estatal venezolana ingresó al país a la par que Morales asumía el poder. Fue exactamente un 23 de enero de 2006, cuando instaló sus oficinas en La Paz. Para registrar este hecho, realizó un acto en la sede de Gobierno, con representantes de Pdvsa y el Ministerio de Hidrocarburos de Bolivia de esa época. Se firmó un convenio que establecía que incluso YPFB realizaría inversiones en el país caribeño, pero esto último nunca pasó.

Un año después a través del Decreto Supremo N.º 29130, YPFB Petroandina Sociedad Anónima Mixta (SAM) nacía de forma oficial. Inicialmente desde Venezuela garantizaron que con la sociedad ingresarían $us 1.500 millones para exploración y explotación de gas y petróleo.

Ya en 2008 mediante una resolución de YPFB se le asignan 12 áreas reservadas.

El 11 de julio de ese mismo año se suscriben dos contratos de exploración y explotación entre YPFB y YPFB Petroandina S.A.M., para la perforación de los pozos Lliquimuni y Timboy.

Al proyecto, ubicado en el norte de La Paz, se destinaron casi $us 540 millones, tanto en la perforación del pozo como en la realización de caminos de acceso a esa zona inhóspita.

Durante 2011, el Gobierno del expresidente Morales, generó gran expectativa sobre el proyecto, al estimar que existían 50 millones de barriles de petróleo y 1 Trillón de Pies Cúbicos de Gas (TCF).

Sin embargo, en 2016 YPFB anunció que “lamentablemente” los volúmenes de hidrocarburos encontrados no eran comerciales.

El otro revés de Petroandina, fue TimboyX2, ubicado en la zona del Aguaragüe, Tarija. Ahí se perforó a más de 3.600 metros de profundidad, pero el pozo resultó seco. En ese proyecto se invirtieron $us 70 millones.

“Fue un fracaso”

Hugo del Granado, experto en hidrocarburos, señaló que la relación entre Yacimientos y Pdvsa “fue un fracaso total”.

Recordó que había varios convenios, que incluso fueron firmados por los expresidentes Chávez y Morales, en donde se hablaba de grandes inversiones en exploración e incluso industrialización.

“Ellos (Pdvsa) tenían que haber participado en la instalación de las plantas separadoras de líquidos (Río Grande y Gran Chaco). Además, se tenía planificada la construcción de una planta de producción de asfalto, pero nada de eso se cumplió”, explicó el especialista.

Más allá de no cumplir con lo acordado, la estatal venezolana accedió a un área superior a la que tenía la Standard Oil en los años 30, aseguró Del Granado.

“Tenía 12 bloques repartidos entre el Subandino Norte y Subandino Sur. Y solo debía hacer inversión en exploración y perforación de pozos, pero llegaron a perforar dos pozos, uno en el norte de la Paz, Lliquimuni y el otro en Timboy”, dijo.

Lo peor vino con la crisis venezolana, que según Del Granado, hizo que la asociación que había entre YPFB y Pdvsa se disolviera.

En abril de 2013 la firma venezolana, informó que suspendía temporalmente sus inversiones en exploración de nuevos campos de gas y petróleo en Bolivia.

Ese año el presidente de Petroandina, subsidiaria de la estatal venezolana, Jaime Arancibia, dijo que desde 2008 su empresa invirtió $us 108 millones, de los $us 888 millones previstos y que suspendía sus inversiones para que Yacimientos invierta su aporte.

“Petroandina se quedó una temporada más. Pero el único negocio que hacía era importar asfalto, que en realidad eran donaciones de Pdvsa. Y se canalizaba a través de intermediarios a las gobernaciones y alcaldías. Ese fue su triste final”, dijo Del Granado.

Incluso la empresa no fue registrada en la Cámara de Hidrocarburos y Energía de Bolivia (CBHE).

“Puntualmente, no conocemos el alcance real de las inversiones y actuales operaciones de la empresa (Pdvsa) en Bolivia, tampoco ha sido afiliada nuestra, por lo tanto, no tenemos mayor información”, indicaron desde la entidad sectorial.

Según los registros de Fundempresa, la matrícula de comercio de la firma se renovó en 2018.

Del Granado agrega que otro “de los aportes” que realizó esta compañía en el país fue la realización del estudio técnico para la ubicación de la planta de Amoniaco y Urea (Bulo Bulo). Cabe recordar que muchos expertos habían observado la localización de la industria, que en la actualidad se encuentra parada.

“Esto habla de la calidad técnica de la gente que vino a hacer este trabajo. Esto fue un desastre total”, señaló el especialista.

El exministro de hidrocarburos Guillermo Tórres señaló que, de primera mano, sabe que YPFB terminó pagando los gastos de los equipos de perforación de origen chino, con los que se trabajó en Lliquimuni, sin el apoyo de la petrolera venezolana.

“En realidad no se llegó a nada”, reclamó la autoridad.

Observó que incluso la estatal terminó dedicándose a la comercialización de combustible, mediante la administración de un surtidor en la calle 21 de Calacoto en la zona Sur de La Paz.

El expresidente de la CBHE, Carlos Delius, observó que a pesar de recibir las mejores áreas para la exploración, Pdvsa y YPFB “armaron un fracaso que costó más de $us 500 millones”.

“El resultado es cero. Le dimos los mejores prospectos a la gente poco calificada. Esto era previsible, no tuvieron el conocimiento ni la tecnología, para explorar. Fue un fracaso millonario”, dijo.

Se consultó al Ministerio de Hidrocarburos, pero desde la cartera de Estado indicaron que YPFB debería contestar las consultas.

EL DEBER hizo llegar las consultas a Yacimientos, incluso se enviaron preguntas al responsable de prensa de la compañía, pero hasta el cierre de esta edición no contestaron desde la estatal.

Actualmente, las oficinas de Pdvsa están precintadas y el Ministerio Público ordenó la retención de Bs 44 millones de las cuentas de la compañía. De momento, las actuales actividades de la firma son un misterio y están lejos de ser aquel sueño bolivariano de Chávez y Morales.




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