Amor: La fuerza creadora por excelencia
Un profesor universitario envió a sus alumnos de sociología a las villas miserias de Baltimore para estudiar doscientos casos de varones adolescentes. Les pidió que escribieran una evaluación del futuro de cada chico. En todos los casos, los estudiantes escribieron: “No tiene ninguna posibilidad”.
Veinticinco años más tarde
Otro profesor de sociología se encontró con el estudio anterior. Envió a sus alumnos a que hicieran un seguimiento del proyecto para ver qué les había pasado a aquellos chicos.
Exceptuando a veinte de ellos que se habían ido o habían muerto, los estudiantes descubrieron que casi todos los restantes habían logrado un éxito más que modesto como abogados, médicos y hombres de negocios. El profesor se quedó pasmado y decidió seguir adelante con el tema.
Hubo una maestra
Por suerte, todos los hombres estaban en la zona y pudo hablar con cada uno de ellos.
“¿Cómo explica su éxito?”, les preguntaba. En todos los casos, la respuesta cargada de sentimiento, fue: “Hubo una maestra”.
La maestra todavía vivía, de modo que la buscó y le preguntó a la anciana, pero todavía lúcida mujer, qué fórmula mágica había usado para que esos chicos salieran de la villa y tuvieran éxito en la vida. Los ojos de la maestra brillaron y sus labios esbozaron una agradable sonrisa, respondió:
“En realidad es muy simple. Quería mucho a esos chicos”.
(Eric Butterworth)
Cada niño se merece un campeón, que nunca renuncie a ellos, que entienda el poder de la conexión e insista en que se pueden convertir en lo mejor que pueden ser. (Rita Pierson, educadora norteamericana)
Trata a una persona como lo que es y seguirá siendo como es; trátala como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser. (Johann Wolfgang von Goethe, dramaturgo y científico alemán)
La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser. (Hesíodo, poeta de la Antigua Grecia).