Opinión

Anan y Urin

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23 de enero de 2020, 3:00 AM
23 de enero de 2020, 3:00 AM

Juan José Toro Montoya


Citados frecuentemente con “h” inicial, anan y urin corresponden a la supuesta división de linajes durante el incario. La fracción urin correspondería a la parte baja del Cusco, geográficamente hablando, mientras que anan sería la parte alta de la capital del Tawantinsuyu. Los primeros cinco gobernantes incas -bajo el orden clásico de la sucesión- eran de urin mientras que los demás procedían de anan.

Aunque el carácter histórico de esa división todavía se debate, lo que no se puede discutir es que ha llegado hasta nuestros días. Así, es frecuente encontrar, en los ayllus y decenas de comunidades originarias, las parcialidades anansaya y urinsaya con las que sus integrantes se sienten fuertemente identificados.

Por regla general, los anansayas y urinsayas están permanentemente enfrentados. No importa que formen parte del mismo ayllu, unos se identifican con un bando y otros con otro, dependiendo de dónde hayan nacido o dónde está su territorio. Los anansayas son los de arriba y los anansayas los de abajo.

La pugna, entonces, es natural. Los de arriba (anan) creen que son mejores de los de abajo (urin) y viceversa. Entonces compiten y, eventualmente, se enfrentan cuerpo a cuerpo.

Por tanto, la vocación divisionista es cromosómica, genética. Se advierte más cuanto más próximos están los bandos. Ese el caso de Sucre y Potosí que ya rivalizaban en tiempos coloniales, en 1560, cuando la Villa Imperial planteó su autonomía de La Plata. La pugna todavía se percibe hoy y ni potosinos ni sucrenses saben por qué.

Gracias a esta vocación divisionista, el país se fue atomizando conforme pasaron los años. Nuestra extensión territorial es ahora menor que en 1825, pero las unidades político-administrativas se han multiplicado. Hoy tenemos nueve departamentos, cuatro más que aquellos con los que nació Bolivia; más provincias y muchos más municipios.

Y así como se dividen los territorios, también se dividen los partidos. El MAS se está fraccionando ahora, a raíz del verticalismo de su jefe máximo, quien quiere imponer sus candidatos con una lógica muy parecida a la del MNR cuando puso a Víctor Hugo Cárdenas como acompañante de Goni. Sus bases, que ya optaron por una dupla previa, se rebelan contra eso. La división del MAS sería una buena noticia, pero resulta que sus partidos y agrupaciones rivales ya se dividieron antes y lo más probable es que, a la hora de inscribir candidaturas, haya una cantidad mayor que la que se presentó a las elecciones del 20 de octubre.

Es la lógica de anan y urin que, como en los últimos 14 años, terminará favoreciendo al MAS.

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