PAÍS

Áñez repasa los pecados del MAS y pide mirar el futuro con optimismo

Ratificó los tres ejes de su gestión: pacificación, elecciones limpias y gestión eficiente. Desde su partido elogian su discurso. Desde el MAS, le recuerdan el crecimiento económico y piden crédito por la pacificación

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23 de enero de 2020, 6:40 AM
23 de enero de 2020, 6:40 AM

“Cuando asumí la Presidencia Constitucional de Bolivia, en un estado de convulsión muy grande fomentada por quienes se resistían a escuchar la decisión de los bolivianos, me encomendé a Dios para que me diera fuerzas y me iluminara”, dijo Jeanine Áñez, presidenta del Estado, en el inicio de su mensaje en el Día del Estado plurinacional. Desde el hall de Palacio Quemado, flanqueada por sus ministros y colaboradores más cercanos, vestida de un elegante traje verde (como la bandera de Beni o de Demócratas), la mandataria utilizó 34 minutos para ir de un país convulsionado que amenazaba con llegar a una guerra civil, a pedir que los bolivianos miren el futuro con optimismo. En el medio, repasó los pecados de los casi 14 años de Gobierno del MAS, sin reconocer ningún logro, ni conceder ningún mérito a la mayoría de asambleístas que aún mantiene la nueva oposición.

En un ambiente de tranquilidad, sin protestas callejeras, Áñez fue construyendo su relato. Dijo que la primera acción de su inopinada gestión fue “retomar la tranquilidad del país, usando la fuerza de la ley y el diálogo”.

La presidenta tuvo unas palabras para los familiares de los más de 30 muertos en los conflictos de octubre y noviembre últimos. Aseguró que, durante esos días, oró y muchas veces de rodillas. “Tuve que tomar decisiones con firmeza, pero ustedes saben, incluso mejor que yo pues vivían la violencia en carne propia, que no había otro camino”, señaló.

Fue en ese momento en el que defendió el carácter legal de su Gobierno y dijo que llegó a la presidencia por sucesión constitucional y que su gestión, al ser abogada, está en estricto apego a la ley.

Ahí comenzó a repasar los pecados de su antecesor. Dijo que recibió un país en un estado francamente complejo y difícil. Citó algunas de las quejas de José Luis Parada, actual ministro de Economía, cuando era asesor general de la Gobernación de Santa Cruz, como la confiscación del IDH a las regiones, el despilfarro y la corrupción de los gobiernos de Evo Morales. Como caso emblemático de corrupción recordó que un senador beniano se inventó un pueblo para quedarse con dinero del Fondo Indígena.

También mostró una de las facetas que más le festejan: “No me tiembla ni me temblará la mano en proteger los recursos de aquellos que buscan usarlos para su enriquecimiento personal e ilegal o para promover sus agendas políticas. Esos tiempos ya pasaron. Sé que esto implica enfrentar a gente poderosa, pero entendí que ese era uno de los retos al asumir este cargo”, dijo.

 

Los tres ejes

Luego entró a los tres pilares de su gestión, que comenzó solo 72 días antes. El primero es el de la democracia. Recordó que en octubre “fuimos testigos de cómo alguien que no sabe perder buscó manipular el voto para perpetuarse en el poder”. “Evo Morales es el autor del fraude”, dijo y anunció que ha pedido a los ministerios de Defensa y Gobierno que organicen un plan conjunto para cuidar el voto de los bolivianos antes, durante y después de las elecciones. En todos los procesos eleccionarios, las Fuerzas Armadas y la Policía quedan bajo orden del Órgano Electoral para estos fines.

Después de repasar sus órdenes en cuanto a política social se refiere -10% para salud, seguir pagando los bonos, haber llevado a buen puerto el año escolar en 2019- volvió a la mano dura. Esta vez, el blanco fue el “narcotráfico y el narcoterrorismo”.

En un país con un potencial de producción de cocaína de 274 toneladas, dijo que ya se están viendo los frutos de esta política, al desbaratar dos fábricas de cocaína con capacidad de producción de una tonelada y media tonelada por día. “La industria que más ha crecido en estos 14 años ha sido la de la cocaína”, sentenció.

Poco antes del final, posó la mirada en la política internacional. Dijo que ahora la estrategia boliviana es de intercambio comercial, que ha cortado relación “con la dictadura venezolana” y que Bolivia ya no financiará con recursos estatales a partidos extranjeros (en referencia al español Podemos). “Expulsamos a quienes pretendieron tener injerencia en nuestros asuntos. Bolivia es hoy un país que se respeta en el mundo y que nadie debe subestimar”, recordó.

Antes de cerrar con agradecimientos, hubo un momento para la esperanza: “Debemos ver el futuro con optimismo. Si hemos podido liberarnos de un destino como el de Venezuela, podemos estar seguros de que la paz, la libertad y la democracia han llegado para quedarse. Bolivia tiene más futuro que pasado”. Esa última frase, se convirtió en campaña en las redes.

 

Reacciones

Cuando concluyó el discurso, se comenzaron a repartir perdedores y ganadores. Óscar Ortiz, el senador Demócrata, elogió el mensaje de su excompañera de Cámara. “Ha destacado la presidenta lo mucho que se ha hecho en poco más de 60 días de Gobierno. Hoy los bolivianos tenemos un camino hacia nuevas elecciones, de la cual surgirá un nuevo Gobierno de las urnas”, afirmó.

Desde el lado del MAS, el diputado Henrry Cabrera dijo que Áñez se olvidó de los seis años como el país de mayor crecimiento económico de América Latina y que la convocatoria a elecciones, la selección de vocales electorales y la ampliación de mandato, son fruto de la mayoría masista en la Asamblea Legislativa. “Hemos contribuido a la pacificación”, reclamó.

Desde Twitter, llegaron las felicitaciones de los que pretenden reemplazarla en Palacio. “Nos agrada que la presidenta dé garantías para unas elecciones limpias. Necesitamos firmeza, pero también la capacidad de unir a los bolivianos y construir entre todos el futuro”, escribió Samuel Doria Medina. Tuto Quiroga también mandó un ‘recado’: “Tenemos transición, elecciones limpias y (ojalá) Gobierno que no persigue, no roba, ni abusa. Democracia avanzará sin vuelta atrás al MAS”.

 



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