Líquidos que el cuerpo no elimina. Hay un montón de recetas para que el organismo se deshaga de los humores no deseados; sin embargo, todo tiene una causa y explicación

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26 de enero de 2020, 3:00 AM
26 de enero de 2020, 3:00 AM

Silvana Vincenti / Agencias - EL DEBERNadie le gusta tener excesiva piel de naranja, ni sentirse hinchado. Y sin embargo, esos temores pueden verse somatizados, siempre por alguna razón.

En numerosos artículos, lo primero que salta a la vista cuando de retención de líquidos se habla, es la receta para este mal. Poco se abordan los orígenes del problema. Es entonces cuando toca buscar el diagnóstico, no para la retención, que es solo la consecuencia de algún desequilibrio interno, y que en sí misma no es tan grave.

Una de las formas de saber más es recurrir a un estudio de la composición corporal, o bioimpedancia, se trata de un aparato que funciona con corrientes eléctricas y que mide el porcentaje de grasa, de agua, el peso e incluso el gasto metabólico, para descubrir problemas de capacidad metabólica e índices orgánicos que salen de la normalidad.

Entre las otras causas de la retención están: una dieta poco saludable (exceso de sal), un retorno venoso deficitario, los desajustes hormonales, el excesivo calor, usar ropa muy ceñida, la ingesta de ciertos medicamentos, pasar demasiado tiempo sentado (sedentarismo), y los trastornos hepáticos o cardiacos.

Las hormonas tienen un papel determinante y afectan más a las mujeres, ya que pueden producir alteraciones de peso ligadas a la retención de líquidos. Además, por constitución, las damas suelen tener la piel más delgada, menos masa muscular y sufren mayores problemas circulatorios.

En el caso de la medicación, ciertos fármacos contribuyen a la retención de fluidos, la que a su vez aumenta el riesgo de que un paciente sufra ictus (ataque cerebrovascular o derrame) y ataques al corazón.

Un estudio de Case Western Reserve University demostró que la retención de fluidos incrementa las posibilidades de que el torrente sanguíneo pueda formar turbulencias, que aceleran la arteriosclerosis y aumentan el riesgo de otras complicaciones.

“No me animo a dar recetas cuando hay retención, hay muchos causales, no se trata solo de decir ‘toma un licuado de pepino o apio’, porque hay que descubrir si ese problema está originado por el mal funcionamiento de los riñones, o del corazón, etc. Es distinto cuando existe un diagnóstico previo, como ser gota, hormonas o parásitos, es entonces cuando se puede hacer recomendaciones más específicas”, dice Fabiana Carranza, experta nutricional.

Y entonces que pasa de ser preocupación estética a una médica.

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