Opinión

OPINIÓN

CARA A CARA

26 de enero de 2020, 3:00 AM
26 de enero de 2020, 3:00 AM

_ La decisión de Jeanine Áñez de participar en las elecciones generales del 3 de mayo, no solamente terminó con el suspenso poco antes de cerrarse el registro de alianzas en el TSE. Además de causar un previsible remezón en el tablero electoral, también dividió las aguas. De un lado, entre quienes se inclinaban por la conclusión de su mandato presidencial con las tareas encomendadas bien hechas. Del otro, entre quienes han empezado a cuestionar su postulación porque afectaría la democracia por la repetición de malas prácticas del pasado. Lo que a nadie en absoluto inquieta es el tráfico desvergonzado de siglas políticas por cuotas de poder y que ensombrece un proceso que, después de lo sucedido el 20-O, debería ser inmaculado. Por lo visto, no será posible.

_ Curuxa es conocida como un ave rapaz nocturna en la región española de Asturias. En Bolivia es el nombre con que fue bautizado un pueblo fantasma en el departamento de La Paz para que el senador Jorge Choque Salomé (MAS) se embolsillara Bs 6 millones del Fondioc destinados a proyectos productivos rurales que no pudieron ejecutarse. Es probable que el inescrupuloso parlamentario se haya inspirado en Curuxa para hacer rapiña mientras duró la piñata que dejó desfondado el Fondo, al estímulo de la permisividad de la influyente ‘doña’ masista a la que el ‘ex-jefazo’ confió su administración.

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