Opinión

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Las estafas cubanas

27 de enero de 2020, 3:00 AM
27 de enero de 2020, 3:00 AM

Bolivia tiene varias razones para romper, o por lo menos suspender, sus relaciones diplomáticas con Cuba.

En el intercambio hay un déficit muy grande de parte de la isla o sus administradores, mientras de parte de este país, que es todo lo contrario de una isla, sólo ha habido seriedad y algo de desprendimiento.

Los cubanos nos mandaron, hace medio siglo, una guerrilla que resultó siendo un fracaso. Un grupo armado que supuestamente tenía la misión de derrotar a las Fuerzas Armadas de Bolivia pero que solo duró siete meses.

Estaba mal organizada, mal comandada y su derrota puso en duda la calidad de la guerrilla que en la isla derrotó a una supuesta dictadura en enero de 1959. Si se juzga las cosas desde la experiencia boliviana, la tal dictadura de Fulgencio Batista no tuvo, en realidad, un ejército que la defendiera.

Después de ese fiasco, ya en este siglo XXI, lo que se vino a llamar la “revolución cubana” nos mandó un ejército de supuestos médicos. La anterior invasión solo trajo uno, que era el jefe de la guerrilla. Esta vez fueron cientos de médicos que, igual que el comandante muerto en Bolivia, habían sido abandonados por la dictadura que controla la isla. En realidad, no los abandonaron a estos médicos, sino que los enviaron como esclavos que debían trabajar, firmar unos papeles del pago que recibían por montos que debían remitir a la isla casi completos. La revolución estaba exportando muertos de hambre, que es lo que le sobra en la isla. Una revolución que solo produce muertos de hambre no tiene, de veras, motivos para estar contenta.

De parte de Bolivia, en cambio, todo fue seriedad. Mandó buenos diplomáticos, como mis amigos Augusto Montesinos Hurtado, Franklin Anaya, Karen Longaric, con el apoyo constante de Gustavo Sánchez Salazar.

De los bolivianos que fueron a entrenarse a Cuba solo se sabe que fueron muy serios y responsables, aunque sus nombres no sean conocidos.

En este siglo, Bolivia se sumó a los países que hacen filantropía política con la “revolución cubana”. El arroz que el gobierno de Evo Morales le robó a Jabob Ostreicher fue enviado, en parte, a Cuba, como regalo. Y luego se le envió urea, todo gratis. Y otras cositas más.

La costumbre de los dueños de la “revolución cubana” es sacar ventaja de los países filántropos. Quizá el mayor aporte hecho por esa revolución a la humanidad haya sido haber contribuido a que la Unión Soviética quiebre y se destruya. Después de haber exprimido las ubres de la industria petrolera soviética, los cubanos pasaron a mamar las ubres de Pdvsa, la empresa venezolana. Esa empresa está ahora en crisis terminal. Pero sigue enviando petróleo, gratis, a los jerarcas que administran la cárcel más grande de América latina.

La relación de intercambio entre Bolivia y Cuba era muy desigual. Ahora ha terminado. Los cubanos necesitan aprender que, de honor, de seriedad, de respeto a la democracia, nada pueden enseñar a los bolivianos. La dictadura más larga que ha tenido Bolivia en el siglo XX duró siete años. En cambio, la cubana lleva más de seis décadas.

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