Opinión

Recurrentes problemas aduaneros

29 de enero de 2020, 3:00 AM
29 de enero de 2020, 3:00 AM

Apocos días de haberse posesionado el nuevo titular nacional de la Aduana, han surgido innumerables quejas y problemas. Es más, la Federación Departamental de Transporte Pesado de Santa Cruz ha denunciado la excesiva burocracia existente y expresó que tomará acciones directas si no se agilizan los despachos en el departamento. Entre otras cosas, recuerda que anteriormente la Cámara de Transporte Pesado ya había efectuado reclamos por trámites que, en lugar de demorar horas o días, insólitamente se extienden por varias semanas.

Otro aspecto grave es que se denuncia la aplicación arbitraria de diversas multas y la presencia de muchos funcionarios del régimen anterior, quienes debido a sus manejos dudosos se pensó serían removidos de sus puestos, pero he aquí que permanecen en los mismos y para colmo, generan continuas trabas o hacen aplicaciones ilegales de reglamentos, para así poder cobrar a su arbitrio diversas gabelas, provocando mayores escollos, los que dificultan aún más el despacho de mercaderías y la pronta liberación de los camiones.

Poco será posible hacer a nivel regional si en el nivel nacional persisten situaciones similares, tal como también se deja entrever en diversas denuncias recogidas de varios sectores. No en vano los transportistas expresaron que están “cansados de ser víctimas de las extorsiones y corrupción de algunos funcionarios que vienen acumulando impunidad desde la gestión de la expresidenta de la Aduana Marlene Ardaya”. Agregaron que la situación se agravó a principios de enero con la designación al frente de la Aduana Nacional de un empresario gastronómico en lugar de alguien con conocimientos de la dinámica de la economía internacional, de la nomenclatura arancelaria y de las normas de la Organización Mundial del Comercio como, asimismo, de la Organización Mundial de Aduanas (OMA).

Conviene recordar que la Regional Santa Cruz representa casi la mitad de las recaudaciones aduaneras del país por importación de mercancías. Cualquier tipo de percances o demora en esta región perjudica el ritmo económico del país. Lamentablemente, hasta el momento no se entiende el verdadero rol de una aduana: ser colectora de fondos sí, pero esencialmente debe ser un organismo que impulse y facilite el comercio exterior, al mismo tiempo que hace lo propio con los insumos requeridos por la industria y el comercio nacional para su normal desenvolvimiento y para satisfacer necesidades básicas. La Aduana de Bolivia tiene que ser un organismo dinámico y transparente, donde las cosas se faciliten en lugar de generar obstáculos o crear inconvenientes, los que muchas veces ocultan veladas formas de procurar fondos ilícitos en favor de algunos malos funcionarios. La Aduana precisa un cambio estructural profundo. El mejor presente que un gobierno provisional podrá dejarle al futuro Gobierno constitucional será el contar con una aduana funcional, honesta, eficiente y que en lugar de obstruir sea impulsora del desarrollo.

En definitiva, Bolivia precisa con urgencia un ente aduanero dinámico, solvente, de probada ética moral y que sea apto para enfrentar exitosamente los grandes desafíos del país en esta tercera década del siglo XXI

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