Nuestra lengua no está exenta de barbarismos. Este artículo presenta algunas expresiones que nacen por aproximaciones lingüísticas o por mala apreciación

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1 de febrero de 2020, 3:00 AM
1 de febrero de 2020, 3:00 AM

Mario E. Roca - Filólogo

Bolivia es un país que presenta fuertes tradiciones culturales que se han mantenido invariables a lo largo del tiempo, sin embargo, otras las hemos ido modificando a nuestras necesidades, como normas, hábitos y hasta la lengua. Aunque el idioma tiene por norma un dinamismo que le ayuda a mutar a través del tiempo, hay ocasiones en que ese dinamismo se da en sentido inverso, a tal punto de llenar nuestra lengua de vulgarismos y barbarismos.

Estas expresiones impropias están tan extendidas y son tantas que abarcan los niveles culto y vulgar, pero para este análisis vamos a dejar de lado los vocablos que se generan por una mala deducción de los tiempos verbales, por mal uso de preposiciones o por solecismo. Del mismo modo, vamos a dejar de lado las impropiedades que nacen del verbo haber para centrarnos solo en expresiones que nacen por aproximaciones lingüísticas o por mala apreciación.

Avizorar

El diccionario define avizorar como un sinónimo de acechar. Tiene su origen en el adjetivo avizor (vigilante), no presenta segundas acepciones y por su función es un verbo transitivo. Sin embargo, en medios se puede evidenciar un uso incorrecto de este verbo con el significado de prever o anticipar, utilizado pronominal, como en oraciones: “No se avizoran cambios en el gabinete”.

Aún recuerdo los problemas que tuve en mi primer trabajo como editor de textos porque mis jefes no me creían que avizorar no significaba prever. La confusión se presentaba quizá por la similitud con el verbo avistar.

Currícula

En el ámbito educativo, partiendo desde profesores de quinta categoría, literalmente, hasta directores departamentales y alguno que otro ministro del área, es recurrente y normal entre nosotros escucharlos hablar de la currícula escolar, o solo de la currícula, para referirse al currículo nacional base que dicta los contenidos que deben ser impartidos a la comunidad escolarizada.

El diccionario registra ‘currículo’ con el significado de plan de estudios o conjunto de prácticas para desarrollo del alumno. Bajo este concepto, no tiene razón de ser la expresión currícula porque la forma currículo expresa el mismo significado a cabalidad. Parece ser que la palabra se hizo femenina por la expresión malla curricular; atendiendo el criterio de economía de la lengua, pasó a ser currícula para un grupo.

Rampla

El caso de rampla es el más llamativo de esta lista porque se ha presentado una convención tácita entre todo un pueblo para desplazar la forma original por la manera incorrecta. Un paseo por los talleres vehiculares y se observa letreros anunciando un servicio con rampla incluida; sin embargo, todos ellos quieren referirse a la rampa para movilidades.

En rampla se da un hecho lingüístico llamado epéntesis, que es cuando se añade un sonido o letra a una palabra, generalmente en posición interior. Así, a la forma original rampa se agrega una ele epentética para formar la nueva expresión rampla, quizá por similitud con rambla, con un significado casi similar.

Impase

Si de algo debemos estar orgullosos los bolivianos es de la habilidad que tenemos para dar nombres a las cosas. Esa habilidad la sacamos a relucir cuando se nos ocurrió nombrar ‘impase’ a algún cruce de palabras, pleito con otra persona. La diferencia en este caso es que tomamos una voz francesa (impasse) para adaptarla a nuestro sistema.

La voz impasse, antes de esta última actualización del diccionario de la lengua, significaba llegar a un punto muerto en negociaciones o encontrarse en un punto sin salida. Ahora nos hemos sacado de la imaginación que impase hace referencia a algún tipo de rencilla. Lo más cercano que se puede deducir es que se deba a la unión del prefijo in- más la forma plural de paz, paces. Entonces, aplicando reglas ortográficas y cuestiones fonéticas obtenemos impase.

Replicar

En estos días de actividades benéficas o talleres que merecen llevarse a cabo de nuevo se ha puesto de moda decir que son actividades que deben ‘replicarse’. El verbo replicar ha desplazado al olvido al verbo repetir y ha ocupado su lugar en esferas políticas y de medios sociales. Sin embargo, el verbo replicar en todas sus acepciones significa defender una postura argumentando algo opuesto.

El diccionario muestra como última acepción que replicar quiere decir repetir lo que se ha dicho, pero es un uso ya olvidado. Esa puede ser la razón por la que confunden repetir con replicar.

Ciudadela y plazuela

Estos dos términos tienen en común que son expresiones que han caído en el cementerio por desuso de las personas, aunque en Bolivia revivieron pero con significados diferentes a los iniciales. Se entiende por ciudadela a un fortín dentro de una plaza, pero en Santa Cruz se nos ha dado por llamar ciudadelas a cada una de las ciudades satélites.

El caso de plazuela es llamativo porque nosotros entendemos que se denomina plazuela a un lugar pequeño o de menor tamaño que una plaza. Sin embargo, el diccionario denomina a estos espacios plazoleta, por las dimensiones menores y otorga a plazuela el significado de persona que se vende sexualmente en las plazas, de ahí plazuela.

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