De todas las edades y en todo el país. La iniciativa Warmi Power ha capacitado a 10.000 niñas y adultas en defensa personal, para que afronten situaciones de agresión, pero además con el objetivo de que se empoderen

16 de febrero de 2020, 3:00 AM
16 de febrero de 2020, 3:00 AM

Mientras ríen y liberan estrés se preparan para la posibilidad de una situación peligrosa.

Son mujeres, alumnas de Warmi Power, una iniciativa independiente que apunta a que las mujeres descubran la fortaleza que caracteriza al mal llamado sexo débil.

Cada clase es una aventura de autodescubrimiento y empoderamiento y, hasta la fecha, Warmi Power ha capacitado a 10.000 mujeres de diversas edades en todo el país.

Hace cuatro años, Kimberly Nosa Vaca y Laura Roca dejaron sus trabajos ‘estables’ y crearon Warmi Power, que en quechua e inglés une dos palabras, mujer y poder. Empezaron con el proyecto enseñando defensa personal de forma gratuita a mujeres de villas y barrios alejados de La Paz.

“Warmi Power nació con el objetivo de brindar mayor seguridad a las mujeres, a través del empoderamiento y la defensa personal. Enseñamos herramientas básicas de escape ante agresiones, por medio del fortalecimiento del nivel de autoestima, la mejoría del estado de salud y la disminución del estrés, fomentando el empoderamiento y la cohesión de grupo en mujeres”, explica Kimberly.

Las impulsoras creen que, en Bolivia, si bien las cosas han mejorado en cuanto al trato a las mujeres, aún hay una lucha en el día a día.

Expertas

Laura Roca es la directora de Warmi Power, practica artes marciales desde los seis años, lleva más de dos décadas entrenando taekwondo y tiene su propio club.

Kimberly Nosa es la coordinadora nacional de Warmi Power. Desde los 15 años entrena taekwondo y actualmente está en preparación para ser profesora del club. De profesión es coach ontológica y coach femenina, “mi propósito de vida es empoderar al mayor número de mujeres posible, sueño con llegar al millón, quiero que se apropien de su autoestima, actitud positiva, inteligencia emocional, etc.”, dice.

Antes de su proyecto personal trabajó la misma temática en voluntariados, talleres y diplomados para mujeres.

Laura y Kimberly se conocieron a través de una red social, pero congeniaron tan bien y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común que apostaron por Warmi Power. “Ambas trabajábamos el tema de género, pero veíamos que no hay mucha coherencia entre lo que se predica y lo que se hace, así que decidimos hacer realidad esto. Muchas veces las mujeres tenemos que luchar el doble por lo que queremos”, cuenta Laura, a quien de niña le costó mucho que su familia comprendiera su gusto por las artes marciales.

Más que una clase

Las capacitaciones de Warmi Power son más que todo una forma de ver la vida, de escuchar a otras mujeres, escarbar en los miedos de ellas y trabajar mucho para despejarlos.

“De todas las mujeres con las que trabajamos, 80% nos comentaron que han sufrido violencia sicológica, esto envuelve gritos, celos, insultos, control en el modo de vestir, restricción de salidas, peleas verbales. El 40% ha sufrido violencia física, como golpes o empujones, tanto por una situación de delincuencia como también por parte de una ex pareja. Y de cada 30 participantes, aproximadamente dos mujeres fueron víctimas de agresión sexual”, lamenta Kimberly.

Las encargadas de Warmi Power creen que, lamentablemente, el simple hecho de ser mujer significa muchas veces andar con miedo en las calles o tomar ciertas precauciones, “muchas personas cercanas a nosotras, como primas y amigas, vivieron hechos bastante fuertes y desagradables, testimonios que definitivamente nos impulsaron más a dedicarnos a esto”, sostiene Kimberly.

Las clases son de teoría y práctica. En la primera parte se abordan temas de autocuidado, entre ellos cómo manejarse en la vía pública, cómo tomar un taxi, qué hacer cuando una persona las sigue, etc. Ya en la práctica, a través de simulacros, las ‘profes’ muestran con técnicas defensivas a sus alumnas, de qué manera reaccionar ante un ahorcamiento, un intento de violación, una ‘mechoneada’, un ataque por la espalda, etc.

Laura y Kimberly pasan los cursos en su club de taekwondo Spazio, en La Paz, a personas desde los cuatro años, pero también viajan a todas las ciudades. Recientemente estuvieron en Santa Cruz de la Sierra, con alumnas de una escuela en Equipetrol, pero llegan a las zonas más alejadas.

“Nuestro lema es que la violencia no se resuelve con violencia, pero dejamos claro que aprender a defenderte, puede salvarte la vida”, enfatiza Kimberly.

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