Opinión

Políticas públicas, ciudades intermedias y turismo

18 de febrero de 2020, 3:00 AM
18 de febrero de 2020, 3:00 AM

Esta debe ser la última elección del autoengaño y la autocomplacencia.

Nos dejamos hablar del desarrollo nacional cuando en tres departamentos ya vivimos el 85% de la población. Nos hablan de las áreas rurales, originarias indígenas campesinas, esperando el voto que definirá la democracia cuando el 80% ya vivimos en ciudades.

Nos dejamos contar cuánto se ha invertido en desarrollo humano, cuando de 340 gobiernos locales, tenemos 256 con una población menor de 20.000 habitantes y en ninguno de ellos hay un hospital de segundo nivel. Y no lo habrá.

Discursean sobre el futuro y en sus palabras no aparecen la innovación, la creatividad, el conocimiento científico, la competitividad, la ciencia, la tecnología, el capital mental, la investigación, sistematización y valoración de saberes, y por supuesto, no sabemos si existe presupuesto para ello...

Necesitamos una Revolución del Conocimiento para recuperar la esperanza y la confianza en el futuro.

En medio de esa realidad territorial despoblaba y extensa, nos viene el turismo sostenible que se articulará con las poblaciones que soportan el olvido y quieren seguir viviendo ahí, a pesar de todo.

Cuando hablamos de turismo, estamos pensando en ciudades intermedias, migración campo-ciudad, en abandono inexorable de las zonas rurales, en la pérdida de oportunidades de la gente que quiere vivir donde nació y que cada vez se encuentra más sola... y nos damos cuenta que este es un reto humano al que hay que darle respuestas de la misma naturaleza.

Por eso, reconocemos en el turismo las condiciones de promover el crecimiento económico, promover el crecimiento inclusivo, de mejorar los servicios públicos de la gente que vive en el destino y que serán compartidos con los visitantes, el fomentar emprendimientos, innovación y adopción de tecnologías, y fortalecer la integración regional.

En esta transición de nuestra democracia entre lo que queremos y tenemos, debemos convertir en política pública los modos de acción y desarrollo territorial que necesitamos. Y repito, el proceso electoral es un momento extraordinario para establecer acuerdos sólidos ya que estamos listos para demandar críticamente aquello que racionalmente es necesario, y los candidatos están permeables a escuchar a la gente. Por lo menos, así lo dicen.

Necesitamos escuchar a los candidatos y a los portavoces, que hay un trabajo por delante que debemos hacerlo entre todos para que funcione. La economía sobre la que se basa el turismo es de base ancha y relaciona a todos los actores que intervienen. Se trata de transportistas, agencias y promotores, hotelería y posadas, restaurantes y centros de comida, artesanías, senderismo, paisajismo, música, bordados, tejidos, vestimentas, tallado, pintura… y sobre ellas, queremos escuchar propuestas claras, sencillas, esperanzadoras.

Durante el proceso electoral, necesitamos escuchar voces que convoquen a la reflexión para terminar de hacer el trabajo democrático en alianzas que deberán incorporar a todos. Esta responsabilidad sólo puede ser compartida. El turismo tiene una línea de trabajo que fundamente la recuperación consciente de la sostenibilidad. El progreso es para la gente y se manifiesta en datos, información, índices…

¿Quién podría oponerse a un plan nacional que convierta de verdad, al turismo en política pública? Ensayamos una pregunta disruptiva dirigida a los candidatos: ¿Cuál es tu posición sobre la innovación, la creatividad, el conocimiento científico, la competitividad, la ciencia, tecnología, capital mental, y la investigación, sistematización y valoración de saberes, y la combinación de todos ellos, con el Turismo Sostenible?



Tags