Cada vez más común. Se cree que este trastorno en el desarrollo afecta a tres de cada mil niños

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23 de febrero de 2020, 3:00 AM
23 de febrero de 2020, 3:00 AM

Silvana Vincenti / Agencias

El 18 de febrero se celebró el Día Internacional del Síndrome de Asperger, con el objetivo de sensibilizar a la sociedad con este tipo de autismo (en versión más leve).

En varias partes del mundo se realizan distintas actividades para que la gente sepa que este problema existe. En Bolivia, la fecha pasó sin pena ni gloria, con alguna excepción en centros privados de enseñanza, que tienen en sus aulas alumnos con este problema del desarrollo.

La fecha supuestamente coincide con el nacimiento del descubridor del trastorno, el siquiatra vienés Hans Asperger, que en 1943 puso nombre a este problema, aunque el día mundial se celebra recién desde 2006.

Qué es y a qué se debe

Según el Instituto de desórdenes neurológicos, el síndrome de Asperger (AS) es un trastorno del desarrollo, dentro del espectro autista, uno de un grupo distintivo de afecciones neurológicas caracterizadas por un mayor o menor impedimento en las habilidades del lenguaje y la comunicación, al igual que patrones repetitivos o restringidos de pensamiento y comportamiento.

Entre las causas que lo ocasionan, la investigación más reciente indica que es probable que haya un grupo común de genes cuyas variaciones o supresiones hacen que una persona vulnerable desarrolle AS. Esta combinación de variaciones o supresiones genéticas determinará la gravedad y los síntomas de cada persona con AS.

El diagnóstico no es sencillo. La mayoría de los médicos confía en la presencia de un grupo esencial de comportamientos para alertar sobre la posibilidad de un diagnóstico de AS. Estos son: contacto ocular anormal, retraimiento, no darse vuelta cuando se los llama por su nombre, no usar gestos para señalar o mostrar, falta de juego interactivo y falta de interés en los demás.

Cómo tratarlo

Claudia Gabela Estenssoro, formadora de párvulos en Learning Hands, ya ha tenido este tipo de alumnos. “Lo que nosotros hacemos es trabajar mediante aprendizajes propios, le damos la herramienta al niño, la oportunidad de que cree su propio estímulo, uno que le guste, ya sea olfativo, cognitivo, táctil o visual”, explica Gabela, sobre la forma de afrontar la hipersensibilidad sensorial.

Situaciones tan simples como el freno en seco de un camión pueden desatar una avalancha de estrés en estos chicos.

En lo social y ante las reducidas habilidades en este terreno de quienes padecen AS, Gabela dice que las sesiones son individualizadas, “ayudamos al momento de crear lazos afectivos con una persona nueva para que pueda relacionarse con mayor facilidad. Si no hay el cuidado adecuado con este proceso, el momento de conocer a sus pares puede verse afectado. 

Casi siempre el maestro integrador debe brindar seguridad para que la persona pueda introducirse en un ambiente social con gente de su edad, donde probablemente habrá gritos y estímulos de todo tipo. Es un trabajo que debe hacerse suavemente, de forma paulatina, y prestando atención a las reacciones del niño. Cuando la estimulación sensorial personalizada se da en un ambiente de seguridad, ayudará a que el menor sea más abierto en ambientes sociales más grandes”, describe Gabela.

Las personas con Asperger pueden tener una vida normal y ser muy exitosos como profesionales si se las estimula y reciben constante apoyo a lo largo de su vida. Gabela dice que alguien con Asperger que no reciba ningún tipo de estimulación tendrá mayores dificultades sociales, de aprendizaje y sobre todo emocionales.

El secreto para un final feliz es mucha comprensión a este tipo de personas y continuidad en los procesos de estimulación desde temprana edad.

La infancia requiere de mayor trabajo, es el momento de establecer conexión con las estimuladoras, además de rutinas que marcan un avance significativo en el desarrollo. Ya después viene el siguiente nivel, la integración sensorial, u organización entre sensaciones y medioambiente.

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