Todo lo que sube, tiene que bajar
Al futuro presidente que elegiremos el 3 de mayo, sea quien fuere, solo le pido una cosa, nunca, pero nunca se olvide de la famosa ley de Isaac Newton, enmarcada en la ley de la gravedad que dice: “Todo lo que sube, tiene que bajar”.
Desde los grandes imperios hasta las más crueles dictaduras han tenido un inicio y un final; y es ahí cuando la justicia le cobra factura y empiezan a pagar por todos los abusos que cometieron en el uso del poder.
Bajo la filosofía de que nuestros actos en algún momento serán juzgados, nuestro accionar tiene que ser íntegro y pensando en hacer las cosas correctamente.
¿Por qué será? Que los que llegan al poder, una vez, posicionados, empiezan a olvidarse de sus inicios, de sus sufrimientos, de sus bases, de lo que les costó llegar ahí y coincidentemente, utilizan recursos y poder a su favor. Esto sucede en casi todos los ámbitos de la vida.
Un refrán dice: “Dale poder a alguien y verás la clase de persona que es”. Y es así como el nuevo político empieza a ejercer su posición para beneficiar a alguien o empieza a llamar abogados, jueces, etc.
Lo que realmente debería ser es que la persona que tiene poder se vuelva más humilde, que sus acciones sean ejecutadas empáticamente y sobre todo actúen de acuerdo a sus principios.
Tanto se criticó al anterior gobierno, tanto se criticó a los anteriores jueces y ahora, que ya no están, son otros lo que se benefician con el poder y su accionar está en base a su conveniencia.
Como sugerencia, propongo que cada funcionario público al ser posicionado, reciba una cartulina tamaño carta, donde diga con letras grandes: “nunca pero nunca te olvides de la ley de la gravedad, todo lo que sube tiene que bajar”; que este letrero sea pegado en un lugar visible.
Antiguamente se creía que los cuerpos más pesado caían más rápidos que los livianos, pero eso no es cierto ambos caen al mismo tiempo, pero caen, así también los políticos que actúan mal caerán, tarde o temprano, pero lo harán. Serán juzgados por sus actos.
