Polémica en Serbia por un futbolista que quiere jugar con Kosovo

La vida de Ilija Ivic y de sus padres se complicó desde que aceptó la convocatoria de la selección de fútbol Sub-19 de Kosovo, convirtiéndose en el primer serbio en un equipo de la ex provincia serbia, proclamada independiente en 2008, algo que Belgrado no reconoce.

"Revolución en Kosovo. He aquí el primer serbio en un equipo de ese pretendido Estado" y "Bomba en Kosovo, un serbio en la selección de Kosovo": los tabloides de Belgrado condenaron al unísono la decisión del joven jugador, anunciada en una entrevista. En las redes sociales también hubo una oleada de reacciones, muchas de ellas tildándole de traidor.

Su madre, Tanja Ivic, una empleada en un centro cultural de Gracanica, un gran enclave de mayoría serbia cercano a Pristina, fue despedida sin explicación oficial después de que Ilija anunciara su intención de jugar con la selección de Kosovo, según contó su padre Dusan a la AFP. Oficiosamente, afirma, le dijeron que la decisión de su hijo había motivado el despido.

Las instituciones en los enclaves de mayoría serbia en Kosovo están financiadas por el gobierno de Belgrado.

"Yo sigo teniendo mi empleo, pero temo que me sometan a algo parecido. Solo queremos el bien de nuestro hijo", dice Dusan por teléfono.

"Si los serbios pueden formar parte de las instituciones, del Parlamento, etcétera, no comprendo por qué Ilija es objeto de esta campaña", afirma.

"Ivic está sometido a una segregación por las estructuras que están bajo la influencia de Belgrado porque quiere jugar con los albaneses", reaccionó por su parte en Facebook el primer ministro kosovar, Albin Kurti.

El joven de 17 años, juega para el Pristina Flamurtari, un club en el que la mayoría de los jugadores son albaneses de Kosovo. Su talento, según la prensa, le ha convertido en una gran promesa y captó la atención de los responsables del fútbol de Kosovo y del seleccionador Sub-19, Ramiz Krasniqi.

Kosovo está adscrita a la UEFA y la FIFA. Su independencia ha sido reconocida hasta ahora por un centenar de países, entre ellos Estados Unidos y la mayoría de países de la Unión Europea.

Serbia rechaza reconocer esa independencia, así como Rusia y China, sus dos aliados más poderosos.