Opinión

Cara a Cara

26 de febrero de 2020, 3:00 AM
26 de febrero de 2020, 3:00 AM

En plena época de Carnaval Bolivia sufrió los embates de la naturaleza, sobre todo en Tiquipaya, muy lamentable por cierto, casi 600 familias con las casas llenas de barro y la compleja experiencia de los días vividos por el temor a perder hasta la vida. Si bien paró de llover y el Ejército se ha movilizado para ayudar, codo a codo con los pobladores y voluntarios que se dieron cita, ninguno de los dueños de las casas derribadas por el río hace dos años aceptó otros terrenos en otras áreas. Se quedaron prácticamente en el lecho del río. Algunas autoridades desaparecieron y la naturaleza volvió a hacer lo mismo. Incluso hay vecinos que denuncian a ladrones que aprovechan la desgracia ajena para delinquir. ¿Dónde caerá la responsabilidad del desastre? Seguramente se la llevará el tiempo.

Siempre es difícil volver a casa, del genial Jorge Polaco, podría aplicarse hoy al siempre es difícil volver al trabajo, a la universidad, a la escuela, en fin, a las responsabilidades y deberes cotidianos después de las fiestas carnavaleras y cuatro días de jolgorio, incluso de descanso. La modorra o el cansancio envuelven el cuerpo y no dejan soltar las energías para retomar el ritmo cotidiano de velocidad, agite y estrés. Cuesta y mucho, pero la vida sigue y debemos sobreponernos a los días de fiesta, de encuentros y probablemente algunos excesos. No queda más que desperezarse, retomar labores y seguir corriendo.


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