Opinión

Contra los gazapos

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28 de febrero de 2020, 3:00 AM
28 de febrero de 2020, 3:00 AM

Apoyado en las recetas iluminadoras del insuperable estilista Pedro Shimose, me permito puntualizar algunos gazapos que cometen algunos comunicadores y políticos avezados.

Un conocido redactor dice que una “manga” (Sic) de langostas voladoras que viajan por localidades de la llanura chaqueña… En lugar del vocablo “manga”, la RAE le ofrece usar uno de estos sinónimos más apropiados: nube, multitud, enjambre, cortina.

Varios relatores deportivos cuando describen, desde su caseta, un ataque de un delantero, dicen: “Avanza el jugador por la parte derecha” o por “el lado izquierdo”, cuando más elegante sería que empleen vocablos atinentes y elegantes, como franja, flanco, sector o carril, en lugar de “parte” o “lado”.

El locutor comercial de una emisora al referirse a las bondades de unos productos farmacéuticos, destaca: “le ofrecemos a precios éticos” (Sic). La ética o parte filosófica de la moral, no tiene nada que ver con los precios prometidos. Lo correcto sería especificar: “a precios bajos o económicos”.

El retruécano. Consiste en contraponer dos frases con las mismas palabras, pero con un orden invertido o diferente, de forma que sus sentidos contrasten o se opongan. Un candidato a la silla presidencial, expresó: En Bolivia no se lee porque no se escribe, o no se escribe porque no se lee.

La hipérbole. Exageración o uso desmedido de aquello de lo que se habla. El ejemplo parte de ofertas electorales de los políticos de turno: Contamos con una economía tan grande y solvente como la del Brasil.

El pleonasmo. Empleo en la oración de palabras innecesarias para su exacta y completa comprensión. Ejemplo: Tenemos que explorar, y no caer en la retórica fácil y desmañada de los adversarios.

El hipérbaton. Alteración del orden lógico o normal de la construcción de la frase. Ejemplo: Aquéllos negros y tiznados, parecen de los Yungas, pero no son. Creo que sus penas no tienen que ver con sus bríos.

La anáfora. Repetición de una palabra al principio de cada frase. Ejemplo: Aquí nació la fuerza telúrica de mi pueblo. Aquí nacieron mis ancestros. Dequeísmo. Consiste en el uso incorrecto de la preposición de ante una proposición introducida por la conjunción que, cuando dicha preposición de no va sintácticamente exigida por la construcción de la frase. Ejemplo: Correcto: Pienso que sí, en lugar de que “Pienso de que sí”. Correcto: Y nos dijo que fuéramos, en lugar de “Y nos dijo de que fuéramos”.



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