Panorama. Un estudio revela que el tema de precios, buscar consumidores estables y ser un facilitador para transporte y logística son claves para reactivar a un sector dormido

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3 de marzo de 2020, 3:00 AM
3 de marzo de 2020, 3:00 AM

“Bolivia perdió la oportunidad única, que se abrió la década pasada, de duplicar el gasoducto, descubrir más reservas y acaparar una porción más importante del mercado brasileño”. El argumento corresponde a Décio Oddone, director ejecutivo de la Agencia Nacional del Petróleo de Brasil (ANP), quien precisó que el sector hidrocarburífero nacional tiene el reto de posicionarse de manera competitiva (y hay nuevas circunstancias externas que dan un nuevo aire al mercado).

Es en esta línea y con una industria adormecida, según lo percibido en los últimos meses, que los actores deben orientar las bases para asumir un rol protagónico en el Cono Sur. Así los establece el estudio ‘Buscando Competitividad al Gas Natural Boliviano’. La evaluación establece tres bases principales para trazar el nuevo rumbo del sector que representó la mayor generación de divisas en el siglo XX: precios, logística y consumidores estables.

Si bien el núcleo de nuevas negociaciones se centra en Brasil (el contrato de compra-venta de gas Bolivia-Brasil GSA cumple su ciclo tras 20 años en los que se ingresaron más de $us 32.000 millones al país, lo que exhibe un escenario exitoso para ambas partes, pese a ciertos desajustes), el estudio perfila otras vertientes y la apertura de nuevos mercados.

Vale mencionar que Bolivia está en un periodo de transición (hasta la semana próxima) y seguirá exportando hasta 19,25 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) y también suministrará volúmenes adicionales para cumplir, paulatinamente, con la provisión de 0,04 TCF (trillones de pies cúbicos) que fueron pagados por Petrobras, pero que aún no fueron retirados, de acuerdo con el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Herland Soliz.

Por el lado de Argentina, el Gobierno negocia una nueva adenda al contrato de exportación de gas con ese país buscando un volumen firme de entregas en torno a los 10 MMm3/d para cumplir con la demanda de dicho país. “Si Argentina nos sube su demanda a 15 MMm3/d ya no tendremos gas, entonces eso es lo que tenemos que negociar”, resaltó el ministro de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora.

La competitividad boliviana

“Las nuevas condiciones del mercado de gas brasileño exigen una estrategia de venta de mediano y largo plazo para el Cono Sur que incluya Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile (a través de acuerdo vía swap)”, manifestó el economista y líder de la investigación Roland Ponce, quien delimitó los tres criterios para oxigenar al sector.

El primero se apoya en la búsqueda de una tarifa competitiva para el gas, similar al de la oferta existente en Brasil. Para alcanzarlo, Ponce adujo que lo inmediato es garantizar una producción de gas natural sostenible en el tiempo y en cualquier negociación hay que buscar que las demandas no sean abruptas porque afectan negativamente a los campos. Además, otro eje de esta pauta se centra en estudiar reducciones de costos y optimizaciones en todo el sistema de transporte de gas en territorio nacional (la logística implica el 35 % del precio del gas que paga el consumidor final).

Ponce, que también fue gerente general de Gas TransBoliviano, señaló que, en segundo lugar, Bolivia tiene que desarrollar una estrategia de mediano y largo plazo que incorpore las futuras exportaciones de gas de esquisto de Vaca Muerta y mayor producción de Presal. En este sentido, puede utilizar la red de ductos bolivianos y, al estar ubicada geográficamente al centro de Sudamérica, facilitaría el flujo de gas entre países. “Incluso Bolivia podría arbitrar el precio del energético en la región”, sostiene.

Mientras el tercer eje recae en la búsqueda de clientes que sean consumidores estables. El economista ejemplifica este escenario con el caso de las plantas térmicas, cuya demanda está supeditada a las lluvias; es decir, el 70 % de generación eléctrica es producida por hidroelectricidad, lo que hace que las fluctuaciones sean estacionales y en ocasiones erráticas, de acuerdo con Ponce.

Agregó que YPFB deberá utilizar de manera efectiva la comercializadora que creó en Brasil para generar una inteligencia de mercado, vender gas y crear ingresos adicionales evitando las fluctuaciones grandes en la demanda. Además, agrega que, para hacer competitivo al gas boliviano, es preciso que los nuevos contratos de venta de gas natural sean flexibles y de corto plazo, así como la conformación de un equipo especializado que opere en Brasil.

Cambio de escenario

Tomando en cuenta las dinámicas del mercado, los analistas del sector ven que las nuevas negociaciones marcarán un nuevo desafío para YPFB, puesto que deberá pactar no solamente con Petrobras, sino con clientes privados que buscan obtener precios bajos para llegar a Brasil competitivamente y a plazos mucho más cortos, entre dos y tres años.

Por otra parte, empresas de talla mundial como ExxonMobil y Total (que se hallan en Brasil y Bolivia) apuntan a la habilitación de nuevos puntos de ingreso de gas natural para conectar sus futuras importaciones de GNL a nuevas plantas de regasificación y así participar de manera activa de la comercialización del gas (buscan colocar en el mercado de Brasil el gas más competitivo entre producción local, GNL importado y gas boliviano importado).

Desde el territorio nacional este tema es visto con optimismo. Para Soliz, titular de YPFB, con las reservas actuales Bolivia está en condiciones de abastecer el mercado interno y la exportación de gas a Brasil y Argentina para los cinco próximos años. No obstante, están a trabajando para generar descubrimientos para ampliar el lustro señalado. En días pasados, el ejecutivo anunció que se prevé invertir $us 452 millones en exploración y $us 221 millones en explotación para este año.

En esta línea, el analista en hidrocarburos, Hugo del Granado, sostiene que el reto inmediato será garantizar la provisión de materia prima y tomar en cuenta que a mayor producción se reducen los costos. “Esa sería la base para trazar nuevos contratos y tenemos que acomodarnos a la realidad con lo que demanda el cliente. Hay que devolver la confianza a los mercados”, puntualizó.

Entretanto, el especialista sectorial Bernardo Prado manifestó que en Brasil y Argentina siempre existirá demanda de gas y que Bolivia es el más urgido por colocar el recurso natural, ya que estos países cuentan con alternativas para suplir la demanda. Señaló que YPFB debería analizar su ingreso como accionista a centrales eléctricas (que requieren gas) para garantizar el suministro, al menos en las zonas fronterizas, ya que la seguridad energética es algo que los gobiernos apuntan a tener bajo control.



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