El heterodoxo personaje se dio a conocer gracias a la biografía del escritor y periodista francés Emmanuel Carrère. Falleció el miércoles, a los 77 años

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21 de marzo de 2020, 3:00 AM
21 de marzo de 2020, 3:00 AM

XAVIER COLÁS - elmundo.es

El escritor, político y disidente ruso de la era soviética Eduard Limonov murió a los 77 años. Para muchos compatriotas era el más escandaloso de los escritores rusos vivos. Para los especialistas, uno de los más grandes novelistas de la Rusia contemporánea.

Su novela autobiográfica Soy yo, Edichka escandalizó a sus compatriotas cuando se publicó en 1991, vendiendo más de un millón de copias. La popularidad definitiva de Limonov en España y Europa llegó con la novela homónima de Emmanuel Carrère en 2012.

En Rusia no necesitaba que nadie lo presentase: todo el mundo sabía quién era cuando veían aparecer a un viejo cachas con una barba de chivo y acompañado algunas veces por unos cuantos matones.

“Mi aparición en la literatura fue más bien azarosa”, explicaba en junio pasado en una entrevista con El Mundo “Pero era lo único que me ofrecía la situación en la que crecí y en la que me hice consciente de mí mismo. Otros oficios extremos me eran inalcanzables: uno no podía convertirse entonces en una estrella de rock. Tampoco había posibilidad de dedicarse a la política, así que me fui la literatura”, explicaba sobre la creación de su personaje en el periodo tardosoviético. “Fue lo que me obligó a hacer mi destino”.

Limonov nació en Dzerzhinsk en 1943. Su nombre empezó a sonar cuando se mudó a Moscú, donde se unió al grupo literario Concret y fue publicando en varios ‘samizdat’, las publicaciones clandestinas que saltaban de mano en mano en la Unión Soviética. Su madre le enseñó a morder primero: “Nunca olvides esto, ‘Edichka’, los hombres son cobardes y cabrones, y te matarán si no estás listo para atacar primero”.

Eduard Veniaminovich Savenko -como se llamaba en realidad- creció en la ciudad ucraniana de Jarkov, donde compartió juergas con los ‘malotes’ del lugar. En alguna de esas salidas hasta el amanecer decidió que quería ser poeta, para lograr acceso a la fama y a las mujeres. De esos traspiés brotaría después el libro El adolescente Savenko (una narración autobiográfica que en otras ediciones llevó el título de Autorretrato de un bandido en su adolescencia).

Dejó su patria en 1974. Trabajó en Nueva York en publicaciones en ruso y allí publicó sus primeros trabajos. A la ciudad de los rascacielos llegó con la poetisa Yelena Shchapova, con la que se había casado en 1973. Comenzó a escribir su primera novela, Soy yo, Edichka.

Fue publicada por primera vez en 1980 en Francia con el título de Le poète russe préfère les grands nègres (El poeta ruso prefiere los negros grandes). En esas turbulentas páginas se atrevió a narrar incluso sus experiencias homosexuales, en un momento en el que esa práctica estaba penada en la URSS. Dos libros más, Historia de su servidor y Diario de un fracasado, completan su etapa norteamericana.

En 1982 llegó a París. La modelo, cantante y escritora Natalia Medvedeva fue su esposa y su acompañante por los círculos literarios parisinos. Por fin Limonov había conocido las mujeres y la fama. Y la política también: escribió en periódicos como el comunista L’Humanité’ y el nacionalista Le Choc du mois.

La Perestroika de Gorbachov echaba chispas y Limonov volvió a mirar al este. En 1991 regresó a Moscú con más hambre de mítines que de letras. Fundó el Partido Nacional Bolchevique, después prohibido por las autoridades. Fuera de su país ya lo llamaban “rojo-pardo”, un animal político exótico, fascista y comunista a la vez, partidario del nacional bolchevismo y de otras cosas imposibles a esas alturas del siglo XX. Creó su propio periódico Limonka (una palabra que hace referencia a su apellido pero también significa granada de mano), y sus páginas sirvieron altavoz del los nacional-bolcheviques rusos.

En 2003 fue sentenciado a cuatro años en el caso de la compra de armas. Quedó libre a los pocos meses. Cuando supo que abandonaría la cárcel declaró: “Lo que ahora quiero es beber un buen coñac y probar una buena chica”.

Los miembros de aquel proscrito Partido Nacional Bolchevique lo convirtieron en mascarón de proa de su siguiente proyecto político. Ideológicamente, Limonov se definía como nacionalista moderado, socialista de línea dura y activista de los derechos constitucionales. Durante la última década los corresponsales se cansaron de informar de las veces que había sido detenido o apercibido por organizar protestas pacíficas.

La trinchera de oposición a Vladimir Putin hace extraños compañeros de cama. Limonov fue aliado del legendario campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov -muy lejano a los planteamientos de izquierda- porque trataba de reunir a un amplio espectro de oponentes al gobierno.



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