Opinión

Chiquitos, crónica de una muerte anunciada

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22 de marzo de 2020, 3:00 AM
22 de marzo de 2020, 3:00 AM

Por: Rubens Barbery Knaudt

Para que se comprenda un poco la situación en un solo sector económico en Chiquitos, con el equipo del Cepad trabajamos las siguientes estadísticas del empleo directo que el turismo genera en los cinco municipios que actualmente tienen una mayor fuerza en el sector.

En el cuadro a continuación se puede apreciar que de forma directa se emplea aproximadamente a 1.782 personas en gastronomía, hotelería, artesanía y guías de turismo, más un total de 14.256 de forma indirecta (Fuente: elaboración propia en base a información de los gobiernos municipales). En esta estadística no se incluyen, por falta de información confiable, los trabajos directos e indirectos que están en el sector informal en cada municipio, por lo que con certeza podemos suponer que la cifra está subestimada.

Si consideramos que desde agosto del 2019 (primero por los incendios y luego por los conflictos sociales del país), el turismo cayó prácticamente a cero, fácilmente se puede comprender lo crítico de la situación económica de esta región de Bolivia que en la práctica (más allá del discurso) ha sido olvidada.

Si a esta situación en crisis, sumamos la pandemia del coronavirus, que seguramente se extenderá hasta avanzado el 2020, vemos que si no hacemos algo de forma inmediata para compensar y paliar los efectos negativos en el sector, estamos frente a una situación que llevará a una gran cantidad de familias a una situación desesperante.

Algunos efectos que sufriremos en caso no tomar medidas económicas urgentes a favor de Chiquitos:

1. Las familias chiquitanas, muchas de la cuales viven en una economía de subsistencia y que sobreviven de forma indirecta por la actividad turística, se verán frente a la necesidad de migrar, principalmente, hacia la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en búsqueda de la esperanza de mejores condiciones económicas. Esta migración no planificada generará dificultades, no solo a las provincias por el despoblamiento que sufrirán, sino también a las ciudades receptoras que no tienen la capacidad para aguantar una mayor migración de la que ya reciben.

2. El deterioro radical en los servicios e infraestructura turística que ofrece la Chiquitania debido a la falta de ingresos para su crecimiento, manutención y desarrollo. Sin el ingreso que genera el turismo, ¿cómo se mantendrán los atractivos patrimoniales, naturales y de cultura viva que nos ofrecen?

3. Las familias y comunidades que se queden en su territorio, frente a la caída de ingresos por los diferentes motivos descritos, se verán en la necesidad de buscar alternativas de producción no sostenibles ambientalmente para sobrevivir.

4. Las empresas formalmente constituidas del sector entrarán en quiebra (las que aún no han entrado) con el aumento considerable del desempleo.

Son muchos años de esfuerzos conjuntos entre el sector privado y público local para contar con condiciones mínimas para poner en valor los atractivos patrimoniales y naturales que tienen las Misiones Jesuíticas de Chiquitos, frente a una indiferencia histórica del Estado boliviano. Chiquitos es una región fuertemente golpeada por desastres naturales y políticos causados en muchos casos por políticas públicas del gobierno central que fueron irracionalmente aplicadas (migración, asentamientos) y también por ausencia positiva de ellas (incentivos para el desarrollo turístico).

Las comparaciones son odiosas, pero frente a esta realidad es inevitable hacerla: ¿No será lógico y justo contar con paquetes económicos fuertes y decididos por parte del Estado (Gobierno Central y Departamental) que permita compensar al igual que se compensó en El Alto (conflicto social violento) y luego en Tiquipaya (desastre natural)? ¿O acaso se necesita realizar revueltas violentas para merecer una compensación o nacer en otra parte que no sea el oriente boliviano para recibir ayuda por parte del Estado?