Opinión

Coronavirus puede también matar empresas

1 de abril de 2020, 3:00 AM
1 de abril de 2020, 3:00 AM

Los diferentes sectores productivos del país con sus respectivos expertos y asesores economistas (Ej.: Confederación de Empresarios Privados, Cainco, Cadex, entre otros más) amerita que realicen propuestas, sugiriendo medidas creativas que sean capaces de convertirse en políticas económicas que mitiguen el impacto económico evitando caer en simples especulaciones, en medidas populistas, estatismo y tampoco se debe desfallecer desesperados con fatalismo total pesimista. No es cuestión de criticar y perder el tiempo en vanas elucubraciones carentes de propuesta.

El gobierno central debe necesariamente escuchar a los distintos representantes del sector empresarial, máxime si urge una comisión de abastecimiento para la población durante y posterior al confinamiento forzado. Es también el momento de una verdadera reforma tributaria, encaminada hacia la eliminación de las exoneraciones tributarias, ampliación de la base tributaria bajando significativamente las tasas impositivas, luchando eficazmente contra la evasión y simplificando sustancialmente los trámites administrativos no únicamente para el pago de impuestos sino promoviendo tal situación para todo el aparataje estatal. Y así sucesivamente que existan más propuestas que vayan sugiriendo los diferentes sectores productivos del país en bloque.

Tengamos en cuenta que la economía jamás mejorará si no hay trabajo ni productividad; es decir, mientras exista encierro total por mucho tiempo más se acentuará la recesión económica.

Hasta que no exista la vacuna para este virus (el cual es muy contagioso) es menester proteger a los adultos mayores mediante el aislamiento asistido; mientras tanto, podríamos analizar mediante un equipo multidisciplinario, la factibilidad de que algunas actividades sean paralizadas por determinados periodos posibilitando que paulatinamente varios sectores vuelvan a cada semana, dejando para último momento el retorno de los niños (esto es, por ejemplo, volver a la escuela en el mes de junio) y de igual forma las universidades en lo que concierne al sistema presencial.

Aquellas zonas, barrios y ciudades más afectadas podrían ser aisladas, pero siempre volviendo después algunos sectores a cada semana. De esa manera, si bien podrá existir contagios (pues como dijimos, lamentablemente, los contagios podrían ser inevitables) pero será a lo largo del tiempo, pero no así todos al mismo tiempo.

Ahora bien, advirtamos, toda crisis genera oportunidades, es así, por ejemplo, que ya no es novedad que varias empresas según su rubro aplican el teletrabajo, potenciando el uso de herramientas de comunicación como Skype, WhatsApp, Google Hangouts o el uso de plataformas para webinars, videoconferencias (Zoom, Slack, Webex, Gotomeeting, etc.). En este aspecto, es necesario exigir a las compañías que briden un mejor servicio de internet pues esta es clave para un buen desempeño.

Debe incentivarse la formación online tanto en escuelas como universidades. Del mismo modo, el trabajador debe ser capacitado para el uso de dicha tecnología y las empresas contratar un buen proveedor de dichos servicios.

Es el momento de apostar por una economía del conocimiento pero eso no llegará de un día para el otro, es con educación de calidad y aprendizaje de tecnologías por ende es el momento de apuntalarlo con una visión integral pues esta abarca una variedad de rubros, entre ellas empresas tecnológicas, de investigación y desarrollo, informáticas, de telecomunicaciones, nanotecnología, robótica, etc., siendo estas generadoras de empleos, exportaciones, crecimiento e impulsan a todos los sectores productivos del presente y del futuro.

Existen otras iniciativas como las del economista salvadoreño Manuel Hinds, quien sugiere que los gobiernos orienten su ayuda económica a mantener vivas las empresas que paguen el total, o una parte suficiente, de los salarios a todos los trabajadores que tengan que quedarse en la casa, por aislamiento personal o porque el gobierno ha ordenado el cierre de sus actividades.

Hinds aduce que para lograr esto es necesario que sean transferencias directas de dinero con exenciones temporales de impuestos (asociadas con el número de empleados mantenidos en la inactividad) pero que no generan deuda. Préstamos no tienen el efecto deseado porque cargan a las empresas con mayores pesos financieros y disminuyen su capacidad de mantener el empleo. Los instrumentos para transferir fiscalmente estos recursos pueden discutirse después. Igualmente debe discutirse exhaustivamente la manera en la que este, y otros procesos discutidos aquí, serían auditados.

Estas y otras propuestas más, deben ser puestas en conocimiento público y el gobierno central analizarlas y generar políticas económicas de forma pronta y oportuna, evitar caer en el populismo ni seguir agigantando al Estado, lo cual implica mayor gasto público.



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