Una de las maravillas de la naturaleza, que comparten Argentina y Brasil, está sufriendo una tremenda sequía que le hace perder, momentáneamente, su encanto

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1 de abril de 2020, 15:10 PM
1 de abril de 2020, 15:10 PM

​La falta de lluvias en la región y el cierre de represas del lado brasileño generó la disminución del caudal de agua en las Cataratas del Iguazú​, que provocó una bajante histórica para esta atracción turística, ubicada en la provincia de Misiones (Argentina), según publicó el diario Clarín en un reportaje.

Mientras los argentinos transitan estos días de cuarentena por el coronavirus, las imágenes de las cataratas casi sin agua recorren las redes sociales. Y sus pasarelas, vacías: todos los parques nacionales de la Argentina permanecen cerrados. 

El intendente del Parque Nacional Iguazú, Sergio Acosta, reveló que si bien las sequías son cíclicas, sorprende el bajo nivel de agua que hoy experimenta el atractivo turístico misionero. "La anterior vez que se dio algo así fue en 2006", dijo el funcionario. "El caudal normal es de 1.500 metros cúbicos por segundo, hoy andamos por los 289 metros cúbicos y estamos muy por debajo del caudal normal", agregó Acosta.

"Esto también está influenciado por las siete represas que este río tiene aguas arriba del lado brasileño que, cuando cierran sus compuertas se nota aún más la bajante", añadió.

"Es raro ver a Cataratas con poca agua", dijo Acosta, al tiempo que anticipó que se está desarrollando "un material fílmico y fotográfico para mostrar este ciclo de la naturaleza que se ve muy pocas veces".

El volumen de agua es el más bajo desde 2005, cuando se llegó a 300 milímetros. En estos momentos tanto el salto Bosetti como el de Dos Hermanas experimentan "bajísimos caudales" de agua, en el marco de un panorama inédito para el centro atractivo turístico ubicado en la provincia de Misiones.

 Sin embargo, también hay que destacar que el salto más imponente y caudaloso del Parque Nacional Iguazú, Garganta del Diablo, sigue manteniendo su nivel con más de 80 metros de caída y la vista más famosa e impactante de las Cataratas del Iguazú.

Ya a principios de marzo, cuando el cierre de fronteras por la pandemia de Covid-19 no era una realidad y el atractivo estaba abierto a los turistas, debieron suspender los paseos en gomones por la baja del río Iguazú debido a la sequía brasileña que ya afectaba al país desde octubre.