Son 15 agrupaciones de mujeres que venden a precio de costo y regalan este alimento a las familias más necesitadas. Madrugan para conseguir los insumos. Llegan a distintos barrios del Distrito 5

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3 de abril de 2020, 17:26 PM
3 de abril de 2020, 17:26 PM

Es un mito que en la zona norte de la capital cruceña solo existen barrios para clases 'acomodadas'. Allí, alrededor de los altos muros de los condominios cerrados se palpa la pobreza y se siente aún más en plena cuarentena total que el país atraviesa desde hace 12 días a causa del coronavirus.

Bordeando el canal Pero Vélez y a pocos metros de las lagunas de oxidación, se reúnen los integrantes del Club de Madres Las Guerreras del barrio Ferbo. 'Los' integrantes porque, si bien desde hace cinco años las mujeres de esta zona se reúnen para pasar clases gratuitas de distintos oficios, en esta emergencia sanitaria los varones también se han puesto en la tarea de amasar, hornear y llevar pan a las familias necesitadas de este y otros barrios.

"Hoy preparamos 2.800 panes, ayer hicimos 1.400. Cada día superamos la cantidad. En nuestro caso los regalamos, porque todos los insumos son donados", cuenta la presidenta de este club de mujeres, Yohana Taborga.

No hay día que descansen. Se han organizado en grupos para dar abasto y calmar el hambre que empieza a rondar por los barrios colindantes. Un grupo se encarga de comprar los insumos, otro de preparar el alimento y un tercero lleva puerta a puerta las bolsas de pan para evitar las conglomeraciones, así les toque caminar varias cuadras.

En el caso del Club de Madres Los Tusequis, la modalidad es diferente. Como recién han iniciado en la elaboración del pan, manejan un pequeño capital, donado por el diputado Alberto Vaca, para la compra de los insumos. Ellas preparan el pan y ponen cierta cantidad a la venta a un precio de costo, es decir, tres unidades por Bs 1. Cuando recuperan la inversión,el pan que sobra lo regalan a las familias que conocen que no tienen los recursos para comprar.

"Somos cinco personas las que hacemos el pan. Esto es una ayuda a la gente, porque lo vendemos a un bajo costo. Los elaboramos el lunes, miércoles y viernes. Donamos a quienes no pueden comprarse. Esto es hacer vecindad, cooperar con el barrio", contó Katia Nina, que forma parte de este club.

Por su parte, Vaca relató que los clubes de madre que él coordina no son nuevos, ya que vienen trabajando en distintas actividades desde hace cinco años y espera que durante esta cuarentena más personas se sumen a imitar la forma de trabajo que realiza. En esta ocasión, el diputado donó su salario para abastecer con insumos a los 15 clubes que hay en su circunscripción y que ese dinero se quedará allí para que ellas luego vean la forma de continuar con algún emprendimiento comunitario.

"Aquí no hay colores políticos. Entre ellas se conocen y saben que en esta situación no hay figuras partidarias, sino la empatía de ayudar", explicó.

Vaca estima que entre todos los grupos se están elaborando más de 10.000 panes que se distribuyen diariamente en las zonas cercanas a ellas.

El olor a pan recién horneado ya es conocido en estas zonas y saben que quiénes lo amasan, solo lo hacen con el único objetivo de calmar el hambre de los más necesitados.