Opinión

Coronavirus y pueblos indígenas

5 de abril de 2020, 3:15 AM
5 de abril de 2020, 3:15 AM

A pesar de los discursos y de las normas aprobadas, la población indígena boliviana sigue siendo postergada, especialmente en las tierras bajas del oriente. Esto hace que sus habitantes sean particularmente vulnerables en la situación de emergencia sanitaria nacional por la pandemia del coronavirus.

Con honestidad hay que reconocer que pese a que Bolivia tuvo un presidente que se describía a sí mismo como indígena durante 14 años, las condiciones de los pueblos originarios no son sustancialmente mejores ahora que a principios de siglo.

Durante los últimos años, hubo un reconocimiento a los pueblos occidentales: quechua y aymara, pero un menoscabo a las naciones del oriente. Es así que hay comunidades que carecen de adecuados sistemas de salud, cuyos habitantes no son alcanzados por la carnetización, la alfabetización y menos por los bonos creados para atenuar la pobreza.

En la actual coyuntura de cuarentena por coronavirus, los pueblos indígenas del oriente denuncian que a sus habitantes se les hace cuesta arriba acceder a los bonos de la canasta familiar o al que se entregará a los niños en edad de primaria o preescolar. En primer lugar, porque gran parte de los niños originarios no tienen documentación o no están escolarizados; las mujeres que dan a luz no necesariamente están registradas para acceder al Bono Juana Azurduy, mientras que decenas de personas con capacidades diferentes han buscado sobrevivir pidiendo limosna en las rotondas antes que cobrando el beneficio que existe para esta parte de la población.

La mayoría de los indígenas del oriente viven en comunidades rurales y es más difícil acceder a ellos para hacerles llegar el apoyo económico extraordinario que ha planteado el Gobierno. Por lo anterior, es imprescindible que el Gobierno reconozca esta realidad y busque la mejor manera de llegar a esta población vulnerable, a fin de que no se convierta en la más golpeada por esta pandemia que ha puesto de rodillas al mundo.

Asimismo, es fundamental que desde el Estado no se produzca una generalización de la población sin observar las particularidades que tiene de acuerdo a su origen étnico, la situación socioeconómica, de formación o de edad. Cuando se habla de pueblos originarios, se debe comprender que cada nación tiene sus propias características y cosmovisiones y estas deben ser tomadas en cuenta, si se quiere lograr efectividad en estos tiempos de coronavirus.

Lo importante es que el Gobierno pueda proteger a todos los bolivianos, que nadie se sienta abandonado, que a nadie le falte un paracetamol en la posta de salud, como recientemente han denunciado los representantes del pueblo indígena cavineño, que habitan en el departamento de Beni.

Si durante los 14 años últimos ganó la demagogia con relación a los pueblos originarios, este y los gobiernos sucesivos tienen que demostrar que respetan la vida de todos los bolivianos, incluso aquellos que se mantuvieron invisibilizados, porque ya no lo están más.

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