Le robaron Bs 150 y su celular. Señala a miembros de la comunidad ayorea ubicada al lado del hospital de la Villa Primero de Mayo

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6 de abril de 2020, 16:59 PM
6 de abril de 2020, 16:59 PM

Don Líder Chávez (56), salió a las 00:05 de hoy de su casa, ubicada entre octavo y noveno anillo de la avenida Libertadores, decidido a caminar los casi 3 kilómentros hasta la plaza principal de la Villa Primero de Mayo, para cobrar la Renta Dignidad y el bono Canasta familiar de su madre. 

Sin embargo, cuando pasaba por el séptimo anillo, fue atacado por un grupo de personas que él identifica como miembros de la comunidad ayorea Degüi, que está al lado del hospital municipal de la zona. 

Luego de ser agredido, y de que le arrebataron su billetera con Bs 150 y su celular, el hombre, pidió a sus agresores que le devuelvan sus documentos para poder cobrar la renta de su madre y, por suerte, se los lanzaron al piso, de donde los recogió y decidió retornar a su casa.

Una vez allí, sus familiares observaron que estaba ensangrentado en la parte posterior del hombro derecho. “Lo curamos y recién esta mañana pudimos llevarlo al médico, donde le han hecho cuatro puntos de sutura. Además, el médico dijo que le han dañado algunos nervios y por eso tiene dificultades para mover su brazo”, señaló su hermano Kenny Chávez, quien además señaló que no han sentado denuncia ante la Policía porque les es difícil movilizarse y tienen otras prioridades como la de conseguir el sustento para sus hijos.

Kenny contó que él negocia con semillas y que su hermano Líder es taxista, por lo que desde que empezó su cuarentena prácticamente no generan ingresos. Cada uno de ellos tiene cinco hijos y tienen una hermana que es quien cuida de su madre. Todos viven en dos lotes, por lo que les urge cobrar la Renta Dignidad de su madre, además del bono de Canasta familiar. “Mi hermano salió porque le tocaba hoy por la terminación de su carné; ahora tendremos que esperar al miércoles para que yo pueda ir”, dice Kenny.

Sin embargo, eso no será tarea fácil, puesto que la distancia hasta el banco se alargará debido a que tiene que tomar rutas para evitar pasar por la ruta donde fue atacado su hermano. “Ya durante los 21 días de paro cívico los miembros de esa comunidad me rompieron el vidrio de mi auto; eso hacían a los que no les daban plata para pasar por ahí”, comentó.

Sin embargo, no le queda más alternativa puesto que las filas en ese banco, por lo que le han contado sus vecinos, “dan la vuelta a la manzana” y conseguir un número es muy complicado.