Los compatriotas están 17 días en San Pablo. No lograron ingresar al país antes del cierre de fronteras y casi todos llegaron a esa ciudad brasileña por conexión. No tienen respuesta del Gobierno pese a muchos llamados

6 de abril de 2020, 18:16 PM
6 de abril de 2020, 18:16 PM

Día que pasa la situación se hace cada vez más insostenible. Son 18 bolivianos que están varados en San Pablo (Brasil), a la espera de retornar a sus hogares.

Todos hicieron escala en esa ciudad antes de que el Gobierno transitorio dicte el cierre de fronteras como una medida para enfrentar el coronavirus. No tienen respuesta de ninguna autoridad e incluso les cerraron las puertas del consulado en esa urbe. La autoridad consular dilata las soluciones mientras los compatriotas varados ven acabarse su dinero en gastos de hospedaje y alimentación. 

Ellos sugieren al Ejecutivo una solución: se pagan el transporte hasta la frontera y también cancelan un hotel en el lado boliviano para cumplir la cuarentena.

Juan Carlos Guzmán lleva 17 días en San Pablo. Está ahí porque retornó de Turquía y se chocó con el cierre de fronteras. No pudo hacer nada. Todo este tiempo se la pasa en un hotel que lo paga el mismo. También corre los gastos por su alimentación. No sabe qué hacer y lamenta que el Gobierno no quiera repatriarlos como sucedió con más 250 bolivianos que estaban en Chile. Él dice que el consulado general de Bolivia solo dilata respuestas y plantea el pago de transporte por parte del grupo hasta la frontera y luego el alojamiento en el lado boliviano. Además de cumplir todas las medidas de bioseguridad, que incluye un periodo de 14 días de cuarentena.

"Éramos 12 personas y ahora somos como 18. Quizá seamos más. Acá en el hotel estamos dos personas, hay algunos que lograron irse a Corumbá y otros que están en casas de amigos. En mi caso, estoy 17 días en San Pablo sin ningún tipo de respuesta por parte del Gobierno. Nos indicaron que nos iban a informar, pero hasta el momento no hay nada. Es injusto que ingresen (bolivianos) desde Chile y nosotros no. Nosotros también tenemos derechos y somos bolivianos. El viernes (pasado) recibí un llamado del consulado, pero no hay nada oficial", relata Guzmán.

En una nota diplomática del 30 de marzo, el cónsul general de Bolivia en Brasil, José Luis Bravo Balcazar, explica al viceministro de Gestión Institucional y Consular, Freddy Abastoflor Cordova, la situación de los bolivianos varados en San Pablo y le pide que se realicen los trámites necesarios para su retorno. En un caso detalla que una de las connacionales está embarazada. Aún así, no hubo respuesta positiva de la Cancillería.

"Por ello, señor viceministro, la incertidumbre, la necesidad económica y la falta de control médico de esas personas, me ocasiona solicitarle que se realicen las gestiones que correspondan para generar la posibilidad de un retorno mediante un vuelo solidario para las citadas personas", dice la parte última de la nota con clasificación urgente.

Siete días después no hubo ningún llamado. Dimitri Mileta Gutiérrez explica que no tuvo ninguna respuesta del consulado y menos del Gobierno transitorio. Está 15 días en San Pablo y corre con los gastos del hotel y la alimentación. Dice que la semana pasada el consulado boliviano les ofreció una casa, pero no aceptaron porque no reunía las condiciones para vivir.

"Dicen que están viendo desde la semana pasada para agilizar nuestro retorno, pero hasta ahora no hay nada oficial. Acá están de manos atadas porque allá (en Bolivia) están los que deciden. En mi caso, estoy acá por conexión y se cerraron las fronteras. El Gobierno tiene que ver la forma para nuestro retorno. Si no quieren pagar, nosotros lo haremos. Nos pagamos transporte hasta la frontera y también alojamiento para cumplir la cuarentena", señala Mileta, quien pide paciencia y fe a su familia y está seguro de que pronto los abrazará.

Sin mucho dinero 

La situación para Richard Cardozo no es de las mejores. Tuvo que abandonar el hotel por falta de dinero y llegó a una casa que terceros le recomendaron. Se paga la alimentación y come lo más barato posible. Lamenta cómo están en Pisiga los compatriotas que lograron cruzar la frontera y pide esa misma determinación con los connacionales que están en otros países.

"Ya estoy en San Pablo como dos semanas. Llegue el 23 de marzo por conexión. Llegué un lunes y ya se había cerrado las fronteras. Se acabó el dinero y tuve que venir a alojarme a casas de amigos de terceros. La comida que como es lo más barato posible. Vi reportajes de cómo están pasando los bolivianos en Pisiga y no me parece justo. Queremos pagarnos todo, transporte hasta la frontera y hotel y no tenemos respuesta. El consulado está cerrado y solo nos dicen que están viendo", reprocha Cardozo, quien lamenta que su abuelo falleció hace cuatro días y no pudo acompañar a su mamá en esos momentos de dolor.

Son 18 historias que están en San Pablo y pueden ser más. Todos piden al Gobierno consideración y respeto a los derechos humanos para retornar a sus hogares. El grupo está dispuesto a cumplir todas las medidas de bioseguridad y pagarse todos los procedimientos para llegar al país. La respuesta es lejana y la agonía es cada vez más fuerte para los bolivianos varados en Brasil.