Leer un libro, ver una serie, aprender a cocinar, dedicar un tiempo para ejercitarse. El día está lleno de obligaciones autoimpuestas que abruman

8 de abril de 2020, 13:22 PM
8 de abril de 2020, 13:22 PM

“En este momento, no debemos descalificarnos si no logramos cumplir los objetivos”. Contundente. Es un llamado para la tolerancia con uno mismo y una oportunidad para aliviar las obligaciones asumidas. El mensaje lo aporta el sicoterapeuta cruceño Roque Pedraza.

Aburrirse debe ser parte del plan para cada día. En estos días de cuarentena, el descanso es una necesidad. Pedraza valora de manera positiva la elaboración de una rutina clara: un tiempo para el ejercicio, para el trabajo en casa, para la limpieza, en la cocina o leyendo un libro. Pero también “debemos remarcar que, si no se cumple la rutina, no pasa nada. Es una situación atípica a la cual debemos adaptarnos” matiza Pedraza.

¡Está permitido aburrirse! explica el doctor Lorenzo Armenteros, miembro del grupo de trabajo de salud mental de la Sociedad Española de Médicos Generales, el aburrimiento tiene una parte positiva. De entrada, “nuestro cerebro necesita descansar”. Especialmente en una situación compleja como la actual, en la que predomina la preocupación por los nuestros y se lee información todo el día. Pasar un buen rato sin hacer nada ayuda a “disminuir el nivel de estrés”, en un efecto que Armenteros compara al de la meditación.

Pedraza reafirma la idea de desconectarse de las innumerables actividades que se proponen para hacer pausas. Para el sicoterapeuta, estos momentos empujan a la reflexión. “La reflexión es la capacidad que tenemos de hacernos preguntas, hacernos buenas preguntas, para conocernos a nosotros mismos. La reflexión nos ayuda a sacar un aprendizaje de lo que estamos viviendo” valida.

Durante los primeros días de cuarentena se ha hecho mucho énfasis en la necesidad de adaptarse a los cambios y transformar la rutina de vida. Ya no se puede salir a la calle, reunirse con familiares y amigos, compartir una café. Ahora se priorizan otras actividades en casa. “Nos llenamos de actividades por el temor a estar mucho tiempo sin hacer algo productivo”, reclama Armenteros. La hiperactividad fue importante los primeros días de cuarentena, pero según pasa el tiempo, es bueno contar con pausas.

“Nos cuesta el tiempo de reflexión” explica Pedraza. “La hemos dejado a un lado y se ha sustituido por un largo listado de actividades que nos obligan y oprimen. No es momento para generar tensiones, insiste el sicoterapeuta y anima a la población para que utilice los espacios de aburrimiento de manera positiva: “las mejores ideas nacen al ponerse a pensar”.

El diálogo con los integrantes de la familia forma parte de la necesidad de reflexionar. Desde temprana edad se puede entrenar el pensamiento crítico alienta Pedraza. “Converse con su hijo tras mirar una película. ¿Quién es el bueno?, ¿quién es el malo?” son conversaciones que ayudan a reflexionar y forjar un sentido crítico y cuestionador. Roque indica que estudios científicos revelan que “el pensamiento crítico de los chicos de 13 años y los profesionales es muy similar. Hemos quedado en un nivel de reflexión muy básico”.

Finalmente, Pedraza considera que “es bueno tener tiempo no estructurado para reflexionar si queremos salir renovados, si queremos aprender de esta situación que vivimos; tenemos que pensar para crecer. Y pensar es algo que no nos damos tiempo de hacer”.