El nuevo coronavirus ha logrado lo que los impulsores de las nuevas tecnologías han luchado durante 40 años: acelerar la adopción de la impresión 3D e impulsarla más allá del ámbito de universidades y emprendimientos

9 de abril de 2020, 17:16 PM
9 de abril de 2020, 17:16 PM

Con máscaras protectoras y visores para personal de la salud fabricados en emergencia, la crisis sanitaria del coronavirus ha impulsado la impresión 3D. Pero el costo y la calidad de esta tecnología no representan una amenaza inminente para los empleos industriales.

La pandemia, que está interrumpiendo las cadenas de suministro, ha logrado en pocas semanas lo que los impulsores de la cuarta revolución industrial han luchado por hacer durante 40 años: acelerar la adopción de la impresión 3D e impulsarla más allá del ámbito de universidades y emprendimientos. 

En Italia, el primer país europeo afectado por el nuevo coronavirus, la joven Isinnova, especialista en impresión 3D, recibió ayuda para modificar una máscara de buceo Decathlon para responder a la falta de aparatos respiratorios.

El movimiento ha tenido un gran impacto: en Francia, Volumic ha obtenido la validación de 260 laboratorios (Cerballiance) para la impresión de muestras de prueba utilizadas para los exámenes de detección de Covid-19

"Flexible"  

"A diferencia de la producción industrial tradicional, que exige máquinas específicas, creadas en fábricas específicas, la impresora 3D es muy flexible", dice Greg Mark, fundador y director ejecutivo de Markforged, una empresa emergente estadounidense que hace impresoras 3D.

"Uno simplemente necesita un fichero informático distinto. Si quieres que la impresora pase de la impresión de las mascarillas a la de bastoncillos para los oídos, se introduce otro fichero. No es posible en una fábrica tradicional, donde hay que mover e instalar equipos adaptados", explica. 

Hace cuatro años, en los salones profesionales, quienes visitaban su puesto lo hacían con una mezcla de curiosidad y escepticismo, pero el año pasado supuso un antes y un después.

"La gran mayoría de los visitantes habían oído hablar de la impresión 3D. Sabían cómo podían usarla y hemos podido tener conversaciones más detalladas", recuerda.