El arzobispo Sergio Gualberti habló a los fieles desde la catedral cruceña. En su homilía destacó que Jesús muestra en su última cena que el amor es verdadero cuando se vuelve servicio

9 de abril de 2020, 19:56 PM
9 de abril de 2020, 19:56 PM

“En estos días de encierro forzoso el Señor nos ofrece la oportunidad para que crezca la unidad en la familia, para renovar o restablecer las relaciones entre esposos y entre padres e hijos, para pedirse perdón y reconciliarse, para ayudar a los miembros más débiles, para reavivar la llama del amor que ha hecho brotar la vida y para crecer en armonía y paz”, reflexionó el arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti, durante la celebración de Jueves Santo desde la catedral cruceña a puertas cerradas. La medida fue asumida por la Iglesia católica para evitar la expansión del coronavirus.

Gualberti resaltó que en esta cuarentena Cristo pide estar atentos a ayudar a las personas que tienen necesidad, como son los ancianos, mujeres solas, niños abandonados y de los  que nadie se acuerda. “A veces basta una palabra, un gesto solidario, una mano tendida y una oración para que estos hermanos sientan, a través de nosotros, la cercanía de Dios que les da fortaleza y serenidad”.

El arzobispo de la Iglesia cruceña destacó que esta noche es única y que se debe vivir en intimidad con el Señor, “que con el gesto supremo de amor se entrega a la humanidad como pan de vida. Es una noche a vivir en el silencio y recogimiento interior”.

El arzobispo destacó que la lejanía física que obliga el Covid-19 no es impedimento para vivir con intensidad el misterio de Jesús que se ha quedado para siempre en el pan y el vino, que es el alimento de nuestra fe y de nuestra vida cristiana.   

"Y todos ustedes desde sus casas, gracias a Cristo que rompe las barreras del espacio, del tiempo y de la muerte, están participando espiritualmente de este “misterio de comunión”, a pesar de no poder estrecharse alrededor del altar. En la Eucaristía Cristo nos reúne a todos cercanos y lejanos, vivos y difuntos, en la Comunión de los santos, como profesamos en el Credo. En la Eucaristía, misterio de comunión, no solamente cada uno de nosotros recibe a Cristo, sino que también Cristo nos recibe a cada uno de nosotros".

Explica que la última cena con sus discípulos, todas las palabras y gestos de Jesús, revela el misterio de nuestra salvación y destaca que el amor es verdadero cuando se vuelve servicio.

En esta celebración de Jueves Santo Jesús instituye la eucaristía y el sacerdocio.

En muchas casas siguieron la celebración a través de los medios de comunicación y redes sociales. A pedido de la Iglesia, los fieles prepararon un altar con el pan y vino, que en el momento de la comunión los papás repartieron a todos los miembros de la familia, como signo de unidad.