Opinión

La economía se arregla después

10 de abril de 2020, 3:00 AM
10 de abril de 2020, 3:00 AM

En esta cuarentena se ha visto y se ha escuchado de todo, desde declaraciones sensatas, otras alarmistas y apocalípticas y muchas descabelladas, egoístas e impertinentes al extremo de llamar a la rebeldía sanitaria convocando a la población a una exposición colectiva del contagio del maléfico COVID-19. Hemos visto con amargo sabor cómo algunos ciudadanos en vez de acogerse a las instrucciones sanitarias han optado por provocar polémica buscando culpables de esta pandemia largando acusaciones sin sentido, lo cual confunde a nuestra población que infelizmente ha caído en el gran error de juzgar a todos y a todas.

Esta cuarentena tiene diversas percepciones. Para algunos esta siendo una oportunidad de sacar de sí su mejor versión, cuidándose y cuidando a sus seres queridos. Quedándose en casa han encontrado la oportunidad de reencontrarse con su familia, con sus hijos, con sus padres y hermanos y juntos han hecho esfuerzo por mantener su aislamiento social para así evitar la propagación del virus. A esta gente, esta cuarentena les ha traído paz, serenidad y han practicado la solidaridad con los más débiles además ayudando a los que no tienen y apoyando con todo su ser a los héroes de esta pandemia, el sector de la salud, tan golpeada en nuestro país. 

Para otros esta cuarentena está siendo una verdadera crisis, porque al no trabajar no están generando ingresos, van a quedar desempleados –los que tienen empleo– ellos tienen el problema de cómo van a pagar sus cuentas a fin de mes. Esta gente está preocupada de si van a tener pan, arroz, carne, leche, y demás alimentos para comer y si las reservas les duraran hasta el próximo fin de semana. A esta gente no le preocupa en nada si en esta Pascua van a tener huevo de chocolate o pescado el Viernes Santo. Esta gente quiere volver a trabajar y que se acabe la cuarentena porque no tienen dinero para continuar.

Mientras unos están trabajando en lo que se ha venido a denominar como “home office” (trabajo desde casa) otros siguen viviendo en la calle en la más profunda indefensión, pobreza y hambre. Hay quienes quieren desollar a los que quieren volver a trabajar, porque estos tienen recursos y no necesitan preocuparse con eso.

Los creyentes con la fe en Dios indican que éste es un castigo divino, que lo peor aun no llegó, pero afirman que El es grande y van a ocurrir milagros. Los ecologistas indican que esta es la respuesta de la madre naturaleza, que se está vengando del ser humano que tanto ha explotado los suelos, las aguas y que ha abierto un agujero en la capa de ozono del planeta.

En fin, lo único que es cierto es que todos los seres humanos del planeta (esto incluye a los bolivianos, obvio) estamos pasando por el mismo momento, pero con percepciones, experiencias y necesidades completamente diferentes, sin ideologías, sin partido político, sin raza, sin religión y sin duda alguna lejos de la “punta de la nariz”. Todos saldremos de esta crisis de alguna forma, pero para eso no debemos menospreciar el dolor ajeno y no debemos juzgar la vida del que tiene. Juzguemos menos, tanto al que no tiene como al que tiene de sobra; tanto del que quiere volver a trabajar como al que quiere mantenerse en casa. La dicotomía entre la vida o la economía, me quedo con la vida. La economía se arregla después.

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