"Nos estamos preparando para lo peor, obviamente", dijo el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en una conferencia de prensa el jueves. "Ojalá no tengamos que lidiar con un huracán. Pero tenemos que asumir que tendremos uno", afirmó

10 de abril de 2020, 11:33 AM
10 de abril de 2020, 11:33 AM

¿Qué podría empeorar en momentos en que una pandemia altera las vidas de todos, colapsa los sistemas de salud y destroza la economía mundial? Un huracán en medio de la crisis. A menos de dos meses del inicio de la temporada, Florida ya contempla esta posibilidad.

"La Covid-19 es mala. Un huracán es malo. Si combinas los dos, el resultado es mayor a la suma. El impacto de un huracán en un ambiente de Covid-19 será mucho peor que ambos sumados. Será un efecto multiplicador y no acumulativo", dijo Bryan Koon, quien dirigió hasta 2017 la División de Manejo de Emergencias de Florida y ahora trabaja como asesor. 

La perspectiva es posible. Cuando empiece la temporada de huracanes en el Atlántico el 1° de junio, Estados Unidos todavía estará lidiando con el nuevo coronavirus.

El Centro Nacional de Huracanes anunciará sus predicciones a finales de mayo, pero otros institutos meteorológicos ya han alertado que esperan este año una temporada más activa que el promedio, en la que entre julio y noviembre pueden formarse cuatro huracanes de gran intensidad, es decir, de más de 178 Km/hora.

"Nos estamos preparando para lo peor, obviamente", dijo el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en una conferencia de prensa el jueves. "Ojalá no tengamos que lidiar con un huracán. Pero tenemos que asumir que tendremos uno".

Los residentes conocen bien el protocolo cuando un huracán amenaza la región.

Hay que comprar suministros, tapiar y desalojar viviendas y negocios, e irse lejos. Los que pueden, van a hoteles o a casas de amigos o familiares; los de menos recursos, son evacuados en autobuses y alojados en refugios. Al volver a casa, a todos les toca lidiar con la devastación.

Pero... ¿cómo se mantiene esta estrategia en 2020? ¿Cómo se respeta el distanciamiento social durante las evacuaciones masivas? ¿Cómo se gestionan los refugios, donde decenas y a veces cientos de personas duermen en colchonetas en el gimnasio de una escuela?

Nada de esto es posible en el nuevo mundo que ha impuesto el coronavirus.

"Tus amigos o familiares puede que no te quieran en su casa porque están tratando de no infectarse", dijo Koon. "Los hoteles tal vez estén cerrados debido a la poca ocupación. No sé cómo se van a abrir refugios grandes, si no se puede llenar un gimnasio de gente. Va a ser problemático", anticipó.

"La gente tendrá que tomar decisiones difíciles. '¿Me quedaré aquí con el riesgo de que se vuele el techo de mi casa o que una marejada la inunde? ¿O me voy en mi coche hacia alguna otra parte donde correré el riesgo de exponerme al Covid-19?'".

Pedidos de lineamientos 

Koon, quien actualmente es vicepresidente de Manejo de Emergencias y Seguridad Nacional de IEM, una consultora para situaciones de crisis, advirtió además que muchos estarán desempleados y por tanto no podrán pagar un hotel o tal vez ni siquiera la gasolina para huir, suponiendo que tengan coche.

Hasta este jueves, unos 17 millones de estadounidenses perdieron su trabajo desde el inicio de la crisis derivada de la pandemia, y esto sin contar a las personas indocumentadas, que no son incluidas en la estadística.

Los senadores por Florida Rick Scott y Marco Rubio pidieron el jueves a FEMA, la agencia estadounidense de gestión de emergencias, que divulgue una estrategia de respuesta ante el escenario de un huracán durante la pandemia.

Además, "le pedimos que tome en cuenta cómo desalojar y refugiar apropiadamente a aquellos que tienen, o son sospechosos de tener, coronavirus en el momento de la tormenta", escribieron los senadores a Peter Gaynor, el jefe de FEMA, en una carta abierta.

Un portavoz de FEMA dijo a la AFP que la agencia trabaja junto a las autoridades locales y estatales en el diseño de nuevos lineamientos, pero entretanto pidió a la población que tome en cuenta que debe añadir productos de higiene en sus kits de emergencia y mantener el distanciamiento social.

En 2018, el huracán Michael de categoría 5 destrozó el suroeste de Florida, aplastó las casas como latas de refresco y dejó una devastación que aún persiste. En 2017, cuando el huracán Irma de categoría 4 arrasó los cayos de Florida, millones de personas evacuaron y unas 300.000 se alojaron en refugios.

Y esto solo en Florida. Pero hay casos como María, que dejó unos 3.000 muertos en Puerto Rico desde su azote en 2017, o Dorian, que provocó el año pasado una crisis humanitaria de la que Bahamas todavía no se recupera.

En todos estos catastróficos escenarios, es difícil imaginar que los residentes puedan mantener sus mascarillas o respetar la distancia social.

"La esperanza no es una estrategia que necesitemos ahora. Necesitamos planificación dedicada y seria", dijo Koon.