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Bonos, política, elecciones

29 de abril de 2020, 3:00 AM
29 de abril de 2020, 3:00 AM

Nadie, que no sea Evo Morales, puede decir con tanta facilidad que: “la pandemia le vino como anillo al dedo a la derecha” (presidenta Añez); esa frase tan indolente y de tanta bajeza política sólo puede entenderse en la mente del desesperado huido, producto de su “síndrome de abstinencia de poder”, aunque evidentemente es conveniente entender que del cómo se luche contra el virus, depende el futuro político de la también candidata a la Presidencia 2020- 2025.

¿Son los bonos una ‘ventaja competitiva’? Sí, pudieran ser si se los distribuye eficientemente (no es precisamente el caso actual, con tantos parches y rectificaciones), aunque estoy seguro de que ningún candidato celebra o festeja la crisis que vivimos en el país y en el mundo, de manera que se hace lo que toca hacer. 

El propio Arce Catacora se llamó a silencio y a recato después de proponer bonos más allá de la realidad económica del país. 

Es un hecho que, aun con la salvedad anotada, los bonos de Áñez llegan a la gente y salvan momentos y situaciones y se pueden convertir en un impulsor de campaña; pero eso lo hubiera hecho cualquier gobierno y con seguridad en los mismos términos económicos; es lo que hay y lo que puede el país, aunque, como señala Ricardo Arriazu (Diario Perfil, Arg. 26/04/2020): “Ante la pandemia, la deuda es un tema insignificante", de manera tal que: todo el que gobierne tiene la obligación de extremar recursos políticos y económicos para salir lo mejor que se pueda del shock para entrar a un periodo de “convivencia con el virus” que puede durar para toda la vida (no es exageración).

Captura Consulting recogió opiniones y en ellas se puede ver que la gente aprueba lo que se ha hecho hasta aquí. Es curioso que, inmediatamente después de conocerse extraoficialmente esos resultados (la publicación oficial fue luego), algunos pocos políticos se lanzaron al ruedo a hablar de elecciones, unos con más inteligencia que otros. 

Carlos Mesa, por ejemplo, sorprendió cuando no se quejó por los bonos y habló de pactos y acuerdos de momento (y los sugiere post elecciones) y terminó planteando elecciones en tiempos prudentes bajo el entendido, absolutamente cierto, de que la presidenta no puede tomar acciones que comprometan estructuralmente al gobierno que viene, cosa con la que coincido. 

Añez está muy cerca de terminar su mandato y, como señala Yuval Harari: “En la crisis del coronavirus las decisiones de hoy de los gobernantes determinarán el futuro: 2021 será tarde para fiscalizarlas” (https://www.lavanguardia.com/internacional/20200419/48563857713/yuval-harari-coronavirus-politica-epidemia.html), de manera que lo que haga el gobierno en emergencia y sus medidas de crisis se las debe entender como tal y esperar que no tomen decisiones que comprometan estructuralmente el futuro, considerando que el Gobierno que venga deberá tomar decisiones y hacer planes que se extiendan al menos por un par de decenios. 

No olvidemos que salimos de 14 años de Morales y hay que trabajar a fondo dejando las bases para desestructurar el Estado corrupto e inmoral que ellos dejaron (si acaso las elecciones las ganan los de “la vereda del frente”).
El masismo, embarullado en las frustraciones y los “puyonazos políticos” sin sentido del huido Morales, empuja a apurar las elecciones, acusando que el Gobierno de que quiere prorrogarse hasta el año que viene, sin una sola manifestación que respalde tal acusación y, sin embargo, en lo local no tratan siquiera en comisiones parlamentarias las solicitudes realizadas por el TSE que sigue sin argumentar sus fechas de elecciones, abriendo sus posibilidades entre “el último domingo de junio o septiembre”; ¿hay necesidad de “jugar con el tiempo” entre esas fechas, cuando no hay certidumbre sobre el futuro?
“Hay uso político dijo, con no poca razón, Marcos Pumari, refiriéndose a la crisis Covid, pero al mismo tiempo cree que no es tiempo de hablar de elecciones (igual que su candidato), con lo que no dan una señal de no saber qué quieren políticamente; deben estar pensando cómo se recomponen sus números en las últimas encuestas. 

Se entiende que todos queramos elecciones, es lógico, pero entendamos que la fecha se pondrá cuando las circunstancias lo aconsejen; en ningún caso alguien puede pensar que la presidenta Añez podrá estar hasta más allá de lo que la racionalidad aconseje; la lógica política sabe que el prorroguismo no es buen aliado, sobre todo si en el gobierno sienten que el manejo de crisis ha sido el adecuado (eso se lo verá luego, con informes en la mano). 

El tiempo diluye el beneplácito y los reclamos por el futuro afloran inmediatamente, de manera que la señora inquilina del Palacio Quemado no tiene margen de error; si eso lo entienden sus asesores deben estar pensando en el futuro cercano y las elecciones; nadie puede administrar crisis largas y salir sin rasguños o moretones. Es imposible pensar que no sería así en este caso.

Reitero, las elecciones están a la vista, los bonos y la exposición “positiva” de la Presidenta las sacaron del cajón de la presidenta del Senado, Eva Copa y movieron hasta al flemático Salvador Romero; Yuval Harari, en el artículo de referencia dice: “Hay que controlar qué hacen los políticos en este preciso momento. 

Quien gobierne en los próximos años no podrá revertir lo que se decida ahora”, consecuentemente, además de estar atentos a la crisis COVID, nos vamos a ver obligados más de uno de los que escribimos y nos dedicamos al grato oficio de ver lo público como parte de nuestras obligaciones


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